sábado, 17 de abril de 2010

Desarrollando para el iPad

Pensaba que ya lo había dicho todo sobre el cacharrejo de los cojones, pero parece ser que no es así. Me falta un aspecto (bueno, realmente dos, y el segundo seguro que da para una nueva entrada, pero más adelante), y es el de desarrollar para dicho aparato.

Tengo un iMAC de 24 pulgadas (de los de antes, los que no tienen el problema de rendimiento ni de calor), y un iPod. Y ahora un iPad con el que estoy contentísimo, y de hecho mi Tablet está criando malvas en su funda (de momento).

Cuando me compré el iMAC me dio por mirar cómo se desarrolla para él, y me instalé QT y el SDK oficial. También compré dos libros de desarrollo, pero al final el tema no me convenció nada. QT es una porquería con más bugs que funcionalidades, y el Objetive-C ese es una purita mierda de lenguaje (IMHO). Si decimos que el C o el C++ es críptico no te digo ya el Objetive-C. Para mi es incluso antinatural, más antinatural incluso que el VB6. Sí, ya sé que soy un bicho raro egocéntrico, monomaníaco, con mala hostia y lo que es peor, las suelto conforme las pienso. Lo siento por vosotros, pero es como dijo Nietschze, el que esté mal visto y sea políticamente incorrecto no quita que no sea cierto (no es eso lo que dijo, eso lo digo yo, yo me refiero a lo otro que dijo). Hala, ya podéis crucificarme a gusto.

Así que rápidamente perdí el interés y de hecho el iMAC se pasa grandes temporadas sin otra función que ocupar sitio en mi sala de estar, o como mucho, actualizando mi iPod de forma más o menos mensual. A veces no, a veces me tiro todo un fin de semana con él, como el pasado a causa del iPad, pero son las menos.

Y ahora ha venido el iPad y de nuevo me ha entrado el gusanillo del desarrollo, y esta vez algo justificado por la carencia de buenas aplicaciones para lectura de libros-e. El que haya leído mis entradas anteriores habrá visto que he calificado como positivas varias revisiones de programas, pero aun así adolecen de ciertas carencias ya que no es lo mismo leer en un iPod que en un iPad por el tema del tamaño de la pantalla.

Es decir, allí donde una lectura a una columna y sin márgenes tiene sentido, en el iPad no porque la pantalla es demasiado ancha. El único que se libra de ellos es el iBooks en modo apaisado, pero este tiene otras cosas que no me gustan, como el enorme desperdicio de pantalla.

Por lo tanto me decidí a hacer algo para el aparato, y encima darme la posibilidad de ganarme una pelillas (que no es precisamente el fin de todo esto)… Primero me bajé todos los documentos sobre desarrollo para el iPad y, como vi que hacían referencia a los del iPhone/iPod, también me los bajé. Pero apenas empecé a leer me surgió una duda: ¿cómo pruebo los programas? ¿Cómo los subo a la tienda? ¿Cómo está el tema de los impuestos y ganancias?

Pues me puse a mirar a ver cómo se hacía y, adelantando acontecimientos, se me quitaron las ganas de golpe y no me han vuelto ni creo que lo hagan. Os comento el procedimiento.

Te tienes que dar de alta como jodío developer en Apple (eso lo tengo hecho desde hace tiempo), luego te tienes que dar de alta en otro sitio también de Apple y pagar una cuota de 99$ anuales. Luego te das de alta en la Hacienda americana, y finalmente ya puedes subir tu aplicación para que sea evaluada y ver si la aceptan o no.

El proceso parece sencillo, pero hay que hacer una buena cantidad de papelorios y trámites bastante oscuros, y no me ha quedado claro si, aparte de los 99$ anuales, tienes que pagar otros 99$ con cada aplicación diferente que subas, ya sea gratuita o no. Además, tienes que instalar varios certificados digitales en tu xCode (la herramienta de desarrollo oficial), y como pierdas o te equivoques en algo tienes que volver a empezar de nuevo.

Pero ahí no termina la cosa, para probar tus aplicaciones en tus aparatos de pruebas (al parecer hasta 5), también tienes que instalar otra espuerta de certificados en el ordenador de desarrollo… y en los aparatos, y si he leído bien, dichos aparatos quedan inservibles para uso normal y no se pueden volver hacia atrás.

En resumen: ¡Y una mieeeeerda pinchada en un palo voy a desarrollar para el iPad!

Viéndolo un poco más frío… ahora empiezo a entrever el control totalitarista que Apple hace de los desarrolladores. Básicamente, que les den.

Además, me he puesto en contacto con los autores de los programas que me gustan y los que no tenían ya la idea de la multicolumna y los márgenes en la cabeza, han acogido muy bien la sugerencia.

***

No obstante, la idea que tengo no creo que sea tan mala y, antes de explicarla, voy a exponeros los pasos que he dado para implementarla. La idea es vieja, casi desde la época en que me compré mi iLiad, pero Linux siempre me ha tirado para atrás porque los pocos proyectos que he hecho con él han sido más que hijos, abortos duramente paridos. No quiero entrar en detalles ni en guerras sobre la porquería que es desarrollar para Linux, pero ahí está.

Por lo tanto, hace un par de meses me decidí. Elegí C# porque en principio construir algo para Windows Mobile/Windows CE/Windows compartiría casi el mismo fuente, sobre todo en las diferentes versiones del Mobile/CE. En C++ y MFC (o sin MFC), hay que crear diferentes diálogos y diferente código para cada versión y tamaño de pantalla, por lo que vi que la opción .NET iba a ser la mejor, y mejoró cuando me enteré de que el nuevo Windows Phone eliminaba el C++ del juego (lo que considero un error, y si no, tiempo al tiempo).

Así que ni corto ni perezoso me puse manos a la obra con el front-end, porque era el elemento más sensible a la plataforma elegida, y ciertamente .NET es la mejor opción para contender con tanto tamaño de pantalla en los sistemas embebidos. Para poder empezar hice un pequeño esqueleto del back-end para que suministrara al front-end los datos de la configuración, así como especificar formalmente dichos datos. Y me puse al tajo. Diseñé las pantallas de configuración. Las construí con Windows Forms. Y las probé.

Juas, qué risa, María Luisa. ¡No funcionaba bien nada! ¡El .NET Compact, pese a ir por el SP2, está no sólo completamente lleno de bugs, sino que tiene regresiones de los más curioso!

El hecho está en que debido a esos bugs no pude hacer casi nada, y la idea se enfrió y fría está. La semana que viene o la siguiente (está programada desde hace más de un mes), saldrá una entrada en mi blog de Geeks sobre dichos problemas, y ahí veréis mi frustración con el tema. Evidentemente el .NET Compact funciona bien mientras no te salgas de lo políticamente correcto por decirlo suavemente, pero en cuanto te pones con cosas serias falla estrepitosamente. (Si quieres leerlo de otra forma, en cuanto te sales de lo que Microsoft piensa que el programador de nivel medio –por no decir bajo, juego de palabras mediante-, va a hacer, nada funciona bien).

No es la primera vez que los bugs en una plataforma me echan para atrás en un proyecto personal, como en su momento me pasó con QT y con C++ Builder, y de hecho tengo cosas personales a medio acabar porque no consiento en perder el tiempo rodeando cosas que deberían funcionar y no lo hacen. No es mi tarea, es la del fabricante del producto, y más si he pagado religiosamente. Para problemas que no tengo más cojones que solventar ya tengo los de los proyectos de mi curro.

Bueno, tras esta diatriba os voy a explicar mi idea.

***

Como ya he dicho, llevo varios meses en la cabeza hacer una especie de visor universal multiplataforma de libros-e. Sí, ya sé que son palabras grandilocuentes –demasiado-, pero esa fue la idea. Básicamente el concepto es tener un solo back-end (al menos en código fuente) y tantos front-end como sean necesarios para cada una de las plataformas.

La idea del backend es la de un motor básico al que se le van anexando procesadores de formatos. Es decir, se trataría de crear una infraestructura genérica que mirara en algún sitio una serie de extensiones que serían las que realmente ofrecieran el trabajo al front-end.

Por ejemplo, en la plataforma Windows tendríamos un motor principal que buscaría en una carpeta varias DLL, cada una para procesar un formato de libro. Cada una de esas DLL ofrecería un interfaz público común que suministraría el flujo de texto/gráficos y anotaciones guardadas.

El flujo de texto sería una versión simplificada de HTML en Unicode, de modo que, independientemente del formato del libro, el motor back-end recibiría texto html satanizado. Ante una imagen, el html contendría una referencia a la citada, que sería obtenida como bitmap por otra función. Las anotaciones irían por otro flujo paralelo haciendo referencia a una posición del flujo html original. Cada DLL tendría, al menos tres funciones diferentes: flujo de texto, imágenes, y flujo de comentarios en relación al texto.

También recibirían un nuevo flujo de anotaciones sobre el html, que deberían guardar de alguna forma paralela al documento. De todos modos, el tema de las anotaciones también podría ir en la parte back-end y ser éste el que las guardara. Quizás así se ahorrara duplicar el mismo código en cada DLL, pero entonces la ventaja de guardar cada anotado conforme a su estándar de anotado se perdería.

El back-end se encargaría entonces de centralizar todas las DLL, de inicializar la correcta frente al tipo de libro abierto y de almacenar/recuperar la posición actual del libro en relación al html satanizado. Para evitar tener que abrir y suministrar el texto html por completo al back-end, este se ofrecería en gaps de 64KB u otro valor configurable.

Un problema potencial es el retardo en que la DLL abra el libro, lo empiece a recorrer y llegue al lugar indicado, por lo que posiblemente el salvado de la posición debería ir tanto en el back-end como en la DLL, que podría optimizar de alguna forma la recuperación (por ejemplo, en ePub, qué sub-fichero html abrir).

Evidentemente si se trabaja con flujos cortados, el back-end o la DLL debería guardar también el nivel de tags con el que inicia el flujo cortado.

Luego, el front-end sería el encargado de tomar ese flujo html y componer la página en un formato bitmap compatible con el equipo y su pantalla, así como de cachear siguientes pantallas. También debería trastear con las anotaciones y ponerlas en el lugar adecuado. Las citas a pie de página originales del libro se deberían suministrar en el propio flujo html y el encargado de integrarlas sería la DLL pertinente.

Las anotaciones podrían ser de tres tipos: marca página que realmente sería marca punto de lectura, subrayado sobre el texto y nota de texto. El pintarrajeado se presenta difícil por los distintos tipos de pantalla, aunque se podría tomar la nube de puntos que lo conformen con un origen relativo y una escala en relación al tamaño de la pantalla y luego escalarla en otros tamaños.

Junto a la forma de mostrar las opciones, que serían pasadas al back-end para ser guardadas en disco, esas serían las tareas del front-end. O quizás se podría poner una tercera capa encargada de construir el bitmap de la imagen a partir de los flujos suministrados por el back-end y de las opciones gráficas (tamaño de pantalla, fuente, interlineado, márgenes, columnas, etc) ofrecidas por el front-end, aligerando a éste. Así podríamos tener un mismo mid-end para plataformas con bitmaps compatibles entre sí.

Excepto las especificaciones para los datos de configuración a guardar, que están por escrito en código C#, las demás están terminadas pero en mi cabeza (tampoco es tan complicado), y no creo que las ponga con más detalle en ningún otro sitio.

jueves, 15 de abril de 2010

Revisando el iPad (y V). Programas varios (III)

No os podéis imaginar lo que me gusta el aparato. Cuanto más lo uso más me gusta, y eso que, como os podéis imaginar, no soy muy fan de Apple, sino más bien lo contrario… Sin embargo, el iPad, para estar tumbado en el sofá y leer libros o PDF más o menos complejos, comics, mirar el correo de refilón, o las fuentes RSS no tiene parangón. Antes usaba una combinación de Tablet/Tinta-e pero creo que eso ya se acabó. De hecho me he suscrito al Instapaper y cuando veo algo que me interesa, en lugar de añadir un favorito para leer en la sobremesa o por la tarde cuando termino de currar, me lo paso ahí y luego desde el iPad, con el cliente, lo leo con suma tranquilidad… tumbado en el sofá.

De hecho es muy posible que empiece a ahorrar energía porque con el iPad no necesito tener tanto tiempo el ordenador grande encendido, ya que hay muchas tareas que puedo realizar con él, como consultar el correo, las RSS o navegar por las webs de foros que leo (MSDN, Lectores Electrónicos, Mobileread…).

Antes de comentar algún programa más, me gustaría deciros que la única pega es el peso (algo más que un Kindle DX), lo difícil (y peligroso) que es sujetarlo con una mano a mano alzada y lo incómodo que es para escribir con el teclado en pantalla, no por el teclado en sí, sino por cómo sujetarlo. De hecho tengo en la cabeza una funda-sujetador que como pille a mi madre de buenas vais a ver unas fotos de ello…

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NewsRack: Por 4 euros tenemos un programa que se sincroniza con las feeds de Google. Es decir, si tienes una cuenta de Google Reader, con este programa podrás actualizar y mantener sincronizadas tus fuentes RSS entre los dos productos.

Sin ser obligatorio disponer de una cuenta de Google, si la tienes puedes mantener ambas sincronizadas y así, lo que hayas leído en un sitio no lo repetirás en el otro. Permite lectura offline y añadir/borrar fuentes que, si mantienes la citada cuenta, se sincronizarán con ella, y si no simplemente te vale como cliente RSS clásico.

Conserva una copia destripada y aplanada de cada artículo, suficiente para leerlo, pero aun así te da la posibilidad de abrir el artículo en Safari, copiarlo, enviarlo por correo, feisbuckearlo, twittearlo, enviarlo a otros servicios que no sé qué son y, por supuesto, visualizar el artículo original en un visor integrado que más o menos lo muestra bien.

Instapaper: Cuatro euros para poder usar el cliente del iPad al completo, aunque hay versión gratuita limitada.

Os explico cómo funciona el servicio. Tu llegas a una página web (un artículo, por ejemplo) y quieres leerlo pero ahora no es justo el momento porque estás trabajando o porque simplemente no puedes. Haces clic sobre el favorito “Read Later” que has instalado, lo que te añadirá dicha página a un listado alojado en la web de Instapaper y asociado a tu cuenta. Imagina que, como yo, haces eso tres o cuatro veces al día. Cuando quieras leerlo, entras en la web y ahí los tienes, perfectamente listados y pendientes para leer.

A simple vista parece una chorrada, ya que puedes ponerte esas páginas como favoritos y quitarlas cuando las hayas leído, que es lo que yo hacía antes. Pero muchas veces me olvidaba de que los tenía pendientes, o justo cuando había apagado el ordenador me venía a la cabeza que los había dejado para luego.

Si no tienes un iPad (o un iPod o un iPhone) poco importa que estén en tus favoritos o en los de Instapaper, tu ya no estás ahí. Pero sin embargo, si tienes uno de estos cacharros y haces como yo, que te tumbas a leer un rato después de haber cenado, ahí tienes la aplicación de Instapaper y ahí están los artículos, esperándote. Además, es compatible con una espuerta de clientes de RSS y de otros servicios… incluyendo NewsRack, de modo que si quieres dejar una entrada de una fuente para luego, sólo tienes que enviarla desde éste al Instapaper…

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Bueno, y con esto termina mi serie sobre el iPad, aunque si sale algo nuevo ya lo iré poniendo por aquí… y como siga así voy a tener que llamar al sitio “iPadMan”… J

miércoles, 14 de abril de 2010

Revisando el iPad (V). Programas varios (III)

Al final de la entrada pondré mis recomendaciones sobre cada tipo de programa que he probado, pero antes me gustaría comentar otros más.

PadNotes: Algo así al OneNote pero con menos pretensiones, o una pizarra de pintado con esteroides, por 2.40€. Puedes usar fondos de imágines o PDF, y luego exportar a imagen o a PDF.

Marvel Comics: Gratuita y sólo válida para ver los comics de Marvel. Una vez instalado te puedes bajar cuatro comics gratis y los demás son pasando por caja. Como es propietario, tiene la opción de ver el cómic viñeta por viñeta, aparte de las opciones de zoom y de movimiento habituales.

ComicZeal4: Seis, sí, seis euros de purita basura. En principio es capaz de ver cómics en formato CBR, pero en la práctica como que no. Cuando el programa no peta es que peta, y si no hace ninguna de las dos cosas, vuelve a petar de nuevo. Cuando funciona no está mal, pero la importación es lenta de cojones. Una vez que has metido los cómics en el iPad al estilo del GoodReader, el programa tiene que importarlos y tarda, bueno, digamos que un poco.

Comic Reader Mobi: Por la insignificante cantidad de doce euros puedes tener el mejor visor de Comics que he visto en la historia, con soporte para CBR y CBZ… Los archivos se suben como en el GoodReader, desde el iTunes. El visor te abre el comic a pantalla completa, y tiene dos modos: el típico zoom a dos dedos o una lupa de tamaño ajustable que mueves por la pantalla con el dedo. Se pueden tener los dos modos activos a la vez, pero entonces es un poco complicadillo de manejar porque te lías y confundes los dos gestos. Yo lo tengo con la lupa porque lo que estoy leyendo ahora (1984 del Toutain) se ve bien sin zoom y cuando las letras son pequeñas activo la lupa.

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Aparte de que voy a probar más visores de cómics, me gustaría recomendar qué programas me gustan más y veo más útiles a la hora de usar el iPad:

Libros-e: el iBooks para ePub, el BookShelf para los demás.

Cómics: Comic Reade Mobi.

PDF: iAnnotatePDF, y si no, el GoodReader.

martes, 13 de abril de 2010

Revisando el iPad (IV). Programas varios (II)

Antes de listar las aplicaciones que he probado para visualizar ficheros del tipo PDF, me gustaría comentar algo sobre la duración de la batería ya que el domingo por la tarde lo dediqué únicamente a trastear con el iPad a partir de una carga al 100% y fui más o menos anotando cuándo lo dejaba y cuándo lo cogía.

Lo tuve con el wifi y el BT apagado, encendiendo el primero de forma puntual según me iba haciendo falta. Estuve usándolo entre siete y ocho horas de forma más o menos continua, generalmente leyendo en el iBooks, el BookShelf y en el iAnnotatePDF. También me eché alguna partidilla a las damas y al ajedrez con juegos del iPod expandidos al 2x. En este caso son una ventaja porque todo es más grande (aunque más impreciso) y no suelen fallarte los “dedos”.

Pues bien, la batería fue del 100% al 60%. Sí, como lo leéis. Un 40% en 8 horas, por lo que como extrapolación podría haber estado leyendo al menos 16 horas. Así sí que salen 10 horas viendo vídeos o jugando. ¡Mola!

GoodReader: Tres cuartos de euro para una aplicación más que suficiente para leer PDF de cualquier tipo. Funciona muy bien aunque el paso de página es algo lento, sobre todo con ficheros complejos como el Scientific American o el Circuit Cellar (sobre todo este último). También ha tenido algún pete y, como siempre, las fuentes adolecen de una falta de calidad. Esto se puede demostrar porque un PDF procedente de un escaneo sin pasarle un OCR se ve mucho mejor que otro con texto. Y esto pasa en absolutamente todos los productos, por lo que es una carencia de Apple más que otra cosa.

Los ficheros se cargan en el iPad teniéndolo conectado al ordenador y yendo, en el iTunes, a la sección de programas de dicho iPad y subiéndolos allí.

No obstante, es un buen visor (sólo visor, no permite anotado de ningún tipo), y funciona mucho mejor que el de cualquier lector de tinta-e sin contar las ventajas de la pantalla y del color.

MyPDFs: Otro similar al anterior y al mismo precio, pero con menos opciones y menos rendimiento. Mientras que el anterior guarda el estado de todos los ficheros abiertos y permite borrarlos, este no mantiene nada de eso y sólo abre una lista con la primera página de cada PDF que hayas bajado. Además, este pinta a bloques, por lo que funciona más despacio que el anterior.

iAnnotatePDF: Cinco euros y medio hasta la versión definitiva, que valdrá el doble, y el programa lo vale. Lo han puesto a mitad de precio porque saben que tiene fallos y como no han podido comprobarlo en un iPad de verdad, podría presentar comportamientos inesperados, aunque yo no he visto ninguno. Como su nombre indica, aparte de visualizar PDF, permite anotarlos, tanto con subrayado, resaltado de líneas, notas de texto, o simplemente pintando. Luego lo exporta al formato estándar de Adobe y las anotaciones y marcas se pueden ver en el PC/MAC.

Toda una gozada, oiga. Rápido como él solo, puedes abrir varios PDF a la vez mediante pestañas, bloquea el zoom, soporta pintar con varios colores… Vale lo que pagas por él.

La forma de poner ficheros en el iPad es a través de un programa servidor que hay que instalar en el PC/MAC, al estilo del BookShelf.

Si tuviera que elegir un visor de PDF para el iPad, me quedaría con este, como así ha sido.

lunes, 12 de abril de 2010

Revisando el iPad (III). Programas varios (I)

Bueno, antes de empezar a explicaros cómo van algunos programas, me gustaría comentaros cómo he conseguido mi iPad casi el mismo día que salió en USA. De hecho salió un domingo y el jueves siguiente ya lo tenía en casa, y pude haberlo tenido el miércoles si los espabilaos de FedEx se hubieran dado algo más de prisa en pasar el tema de aduanas.

Mi versión de 64GB me costó, justificante del banco en mano, 651.75€. Evidentemente el de 32GB y el de 16GB son bastante más baratos. La ventaja está en que esa es la cantidad y no otra, porque quien me lo vendió lo hizo con todos los gastos pagados en origen. Siempre que he importado algo he tenido problemas con la Aduana, o con papeles varios. Y encima me han clavado a base de bien.

El vendedor se llama Dontretail y tiene página web y, a parte de vender iPads, vende otras cosas bastante difíciles de conseguir desde España, como el Nook y otros cachivaches de Apple. Y lo hace con gastos pagados, es decir, lo que él te cobra es lo único que vas a pagar. Además, desde que haces el pedido hasta que lo recibes no suelen pasar más de tres o cuatro días, al menos para España.

En mi caso ha habido, cómo no, un lío con los de FedEx y me han cobrado el IVA y los gastos de gestión, pero en seguida me he puesto en contacto con el vendedor y estamos en trámites de que FedEx me devuelva los veintipocos euros que les tuve que pagar.

Dicho esto, vamos a entrar en materia.

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Ya dije en la entrada anterior que el iPad era un iPod grande, pero no es del todo cierto. Podríamos decir que es el hermano mayor, en el que se pueden hacer cosas mucho más cómodamente que en el pequeño, y encima se nota que funciona sensiblemente más rápido. Pero, evidentemente, no es un Tablet ni de lejos. No lo es porque arranca en décimas de segundo, y no lo es porque con él es tontería intentar escribir documentos o trabajar con el correo más allá de alguna gestión puntual y urgente. Como ya han dicho, es un consumidor de contenidos, no un creador. Y personalmente no creo que haya nada malo en ello, la verdad.

Además, todavía es pronto para cantar victoria (o derrota), ya que la mayoría de programas nativos para el iPad son apresuradas modificaciones de los del iPod y lo que ello supone en relación al tamaño de la pantalla, ya que es significativamente mayor y lo que en el iPod tenía sentido, en el iPad deja de tenerlo.

IBooks: Es el programa que Apple y sus asociadas ofrecen como elemento para leer libros, y la verdad es que es una gozada de programa, con una funcionalidad y ergonomía superior al Kindle for iPad, que no es otra cosa que la versión del iPod adaptada a la pantalla grande, sin posibilidad de subrayado ni diccionario. El iBooks, sin ser para echar cohetes, cumple su cometido. Tiene cuatro tipos de fuentes y varios tamaños, trae diccionario inglés-inglés integrado, permite subrayados, marcadores y buscar dentro del libro. En vertical tiene una sola columna con amplios márgenes, y en apaisado se distribuye en dos, cosa que es muy de agradecer porque si no la anchura del texto sería intratable.

Lo guapo del programa, que no deja de ser una mera chorrada estética pero me gusta mucho, es que el fondo es una especie de libro abierto, con el degradado central, las tapas y el relleno de las hojas. El paso de página es espectacular y está muy bien conseguido. Si tocas el canto, simplemente se pasa la página sin más que una brevísima animación, pero si desplazamos el dedo a lo largo de la hoja, ésta se dobla y se renderiza como si fuera una página de libro normal y corriente, deformando incluso el texto. Sin dejar de ser una tontería intrascendente, tiene su cosa y enriquece la sensación de lectura.

Basado, cómo no, en el formato ePub con DRM propietario, también permite leer nuestros propios libros ePub sin DRM con sólo dejarlos caer sobre iTunes. A la hora de sincronizar con el iPad, el programa los convierte en el formato interno de iBooks que, de nuevo como no podía ser de otra forma, está en SQLITE.

Kindle for iPad: La única ventaja de este programa sobre el anterior es que, gracias a Whispernet, podemos bajarnos y mantener sincronizados todos nuestros libros en todos los cacharros compatibles con Amazon. En cualquier otro aspecto, iBooks le da como cien mil patadas. Esperemos que se piquen entre ellos y conviertan sus respectivos programas en algo con muchas y útiles opciones. De hecho la gente del iBooks ya ha anunciado un servicio similar al de Whispernet.

BookShelf: Otro visor de libros electrónicos con dos versiones, una gratuita con publicidad y otra que vale 4€. Según el autor soporta TXT, html, fb2, epub, pdb (varios subformatos), prc, mobi, chm, mht, rtc, doc y docx. También los mismos formatos que antes pero comprimidos con ZIP. De ellos yo he probado pdb, mobi, fb2 y chm, y los dos últimos no me han funcionado bien.

La ventaja de este programa está en la posibilidad de personalización, con un montón de fuentes y tamaños, así como del interlineado. Por lo demás se nota que es una versión iPod rápidamente retocada, porque ni permite cambiar los márgenes (estos son muy reducidos y el texto se ve muy ancho, y más aún en apaisado) y sólo soporta una especie de mix entre scroll con los dedos y paso de página bastante contra intuitivo.

Para meterle libros, tienes que bajarte un servidor de la web del fabricante e instalarlo en tu ordenador (MAC o PC), en el que darás de alta directorios locales, y entonces podrás, dese el programa en el iPad, bajarte libros existentes en dichos directorios. También se pueden bajar libros libres desde una montoná de sitios web ya predefinidos en el propio programa.

readMe: Euro y medio con soporte para FB2 y ePub sin DRM. Apenas sin opciones de configuración y con clara herencia del iPod. Eso sí, soporta una espuerta y media de fuentes.

La forma de meter libros en el programa es un tanto curiosa. Aparte de la lista de servidores de internet desde donde se pueden bajar, tiene un mini servidor web que, una vez activo, nos permite apuntar el navegador de cualquier ordenador del rango de red wifi y subir los libros mediante un interfaz web.

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También lo he dicho con anterioridad, el renderizado de fuentes en todos los productos Apple deja mucho que desear, y eso en el iPad se nota bastante, sobre todo cuando la fuente empieza a ser pequeña. Si queréis ver un ejemplo comparativo con el Kindle DX, aquí tenéis unas fotos de gran calidad.

En resumen, y para una función en exclusiva de lectura de libros electrónicos, los dispositivos especializados ganan por goleada. Son menos pesados, tienen mejores fuentes, les dura más la batería y se pueden leer en la calle. Por el contrario, el iPad tiene un mayor contraste, una pantalla mucho más funcional y en color (y con más brillos) y, pese a lo que digan, no cansa la vista si eres capaz de ajustar el brillo a su valor adecuado. Además, por la noche puedes leer con la luz apagada y si te apetece navegar por internet o ver un vídeo sólo tienes que tocar dos botones.

sábado, 10 de abril de 2010

Revisando el iPad (II)

No sé cómo explicarlo, pero cuanto más uso el iPad, más me gusta, y ciertamente el aparato no es nada del otro mundo. No es un portátil (metamos aquí toda la gama, desde los netbooks hasta las versiones que son más potentes que un fijo). Tampoco es un Tablet ni un convertible. Desde luego no es un reproductor multimedia, ni una consola de juegos, ni un lector de libros electrónicos. No es nada.
Y lo es todo.

Es un lector de libros electrónicos porque tiene varias aplicaciones que permiten realizar la función, algunas de ellas bastante potentes y decentes. Es un reproductor multimedia porque es capaz de reproducir vídeos, audio y sus variantes como los Podcasts. Es un Tablet porque es táctil y porque permite anotar y dibujar con los dedos. Es un portátil porque tiene aplicaciones similares a las de estos, y parece ser que incluso se están preparando aplicaciones con reconocimiento de escritura. Es una consola de juegos porque hay muchos para él, y más que están por salir.

He leído opiniones de todo tipo, y yo mismo las he tenido, desde el rechazo más radical hasta la aceptación incondicional, y como pasa con la mayoría de productos Apple, uno no puede ser neutral.

Lo que menos me gusta del aparato es la calidad de las fuentes, problema que llevan consigo todos los productos Apple. Mi iMac (desde el que escribo esto) también adolece de ese problema, y no es culpa del hardware ni de nadie más que de Apple, porque las calidad de las fuentes cuando estoy ejecutando Windows es exquisita, por lo tanto el problema está en el sistema operativo y en el motor de renderizado. Incluso desde dentro de vmWare Fusion, Windows se ve mejor que el propio sistema.

Y de nuevo no es un problema de hardware, si no del sistema operativo, porque las imágenes se ven cojonudas, e incluso algunos programas mejoran la calidad del texto mostrado. En definitiva, que el renderizado de fuentes es una asignatura pendiente para Apple.

Quitando eso, el iPad me parece un gran producto. Pienso que las evaluaciones negativas vienen de gente que espera que sea un Tablet o un lector de libros o cualquier otro elemento con el que se solape. Desde ese punto de vista, sí, es un mal producto.

Pero es que el iPad no es eso, el iPad es un puente entre todos ellos. Es un aparato para leer libros tumbado en el sofá, es un aparato para ver una película tumbado en el sofá, es un aparato para navegar por internet tumbado en el sofá, es un aparato para jugar tumbado en el sofá, es un aparato para responder a un correo tumbado en el sofá…
El denominador común es “tumbado en el sofá”, lo que quiere decir que no es capaz de hacer nada de esto con la perfección con la que lo haría un aparato dedicado, pero cumple su cometido de forma suficiente y satisfactoria.

Pero lo puedes hacer tumbado en el sofá, y cambiar de una cosa a la otra sin levantarte, sin tener que apagar un cacharro y encender otro. Y creo que la ventaja está ahí, y como pasó con el iPod y las opiniones negativas sobre él, el iPad se hará un hueco imprescindible en muchos lugares, y quizás empiece a sustituir a la consola, al lector de libros e incluso al televisor y al teléfono.

Evidentemente uno puede leer mejor con un lector de libros, pero con él no puede ver un vídeo ni navegar por internet, y menos tocando dos botones y sin levantarse del sofá, y de ahí vendrá, seguro, su éxito.
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Dejadme que os cuente una cosa. Desde mi punto de vista el iPad da un paso más hacia la informática sin aparatos, o más bien con un solo aparato multifunción, tal y como se ve reflejado en muchas obras de ciencia ficción. Realmente no necesitamos tantos cacharros en casa si tuviéramos uno que hiciera todas las funciones.

Recordemos que los teléfonos móviles empezaron siendo unos simples teléfonos y ahora integran de todo, y la gente los usa para prácticamente todo lo utilizable. Hay quien lee en su iPhone (por no salirnos de Apple), y el que juega, y el que ve un vídeo, y el que navega… Pues bien, ahora podrá hacer eso mismo en su casa con una pantalla más grande, y cuando necesite salir cogerá su iPhone, que tendrá las mismas características pero con prestaciones reducidas (de igual modo que el iPad las tiene reducidas respecto a un iMac).

Pero demos un paso más. Supongamos un mundo completamente conectado, un mundo en el que cada uno de nosotros llevemos encima toda nuestra información, un mundo en el que el ordenador de casa deje de tener sentido porque ya todo esté o bien en nuestro bolsillo o bien en la nube (joder lo que me cuesta decir esto último).

Imaginemos que el alumno entra en el colegio y su wareable se conecta al mismo y éste le descarga las lecciones y los ejercicios del día. Luego, en casa, el alumno hará los deberes sobre su wareable y al día siguiente, al volver al colegio, estos se descargarán en él y los profesores podrán evaluar el trabajo, e incluso se podrán estudiar los pasos intermedios que ha tomado para llegar al final. Quizás ni siquiera haga falta presentarse físicamente en clase, aunque creo que eso seguirá siendo necesario únicamente para fomentar las cualidades sociales del alumno.

Ahora pensemos en un repartidor, que va recibiendo en tiempo real todo lo que tiene que hacer, los cambios de última hora y demás (Bueno, esto ya existe, sobre todo en las empresas grandes). Pensemos en las oficinas, sin papel, cada uno con su wareable que va pasando documentos de un trabajador a otro…

Pues bien, creedme, el iPad es un paso más hacia ese concepto.

viernes, 9 de abril de 2010

Revisando el iPad (I)

Durante la semana que viene iré contando aspectos del iPad que recibí el jueves pasado pero que, por motivos de trabajo (y de salud, que ya se están solucionando poco a poco), no he podido toquetearlo todo lo que me hubiera gustado. No obstante sí que tengo cosas que decir, unas buenas y otras malas.

Voy a empezar con la que creo que es la peor de todas, y con diferencia. Se trata del cargador. Ya he hablado de algo parecido aquí, pero cuando pude echarle mano a uno real me quedé más que estupefacto con él. Os cuento.

No tengo cámara de fotos (sí, ya sé que es extraño que un geek nerd como yo no la tenga, pero es la cruda realidad. Dos que compré dos que me salieron más que rana, así que paso), pero si habéis visto los vídeos de desempaquetado habréis visto el cargador: una especie de cubito blanco con una ranura para insertar un cable USB por un lado y por el otro unas patillas que se despliegan para enchufarlo.

Hasta ahora nada fuera de lo normal, o más bien un diseño atinado y coherente, ¿no? Pues no, una porquería. Para explicarlo con detalle os tengo que contar qué es una clavija tipo schuko. Aquí tenéis unas cuantas, cortesía de Google. Por un lado está el macho, que es el que todos conocemos y por el otro el hembra, que si tenéis una instalación medio decente en vuestra casa, es el que tendréis como base de enchufes. De hecho, si no me equivoco, en absolutamente todos los pisos modernos son las que se instalan.

¿Por qué ese tipo y no otro? Si os fijáis en la imageclip_image001n, las barritas metálicas son la toma de tierra, y cuando vamos a meter una clavija de este tipo lo que primero hace contacto es dicha toma de tierra. Si al otro lado del cable hay algún tipo de derivación, saltará el diferencial de la casa. Luego entran la fase y el neutro, y si de nuevo hay algo raro saltará el diferencial o el magnetotérmico correspondiente. Lo importante es que nuestra mano está a nivel de tierra, por lo que ya puede ser gordo el chispazo que a nosotros no nos va a pasar nada.

clip_image003Ahora nos fijaremos en el cargador del iPad, en la imagen adjunta. A primera vista uno espera que quepa dentro del hueco de un enchufe schuko, ¿verdad? Pues no, no cabe. Pero no se debe a las patas planas estilo USA, no. Se debe a que es demasiado ancho.

Por lo tanto no entrará en una hembra schuko que tenga la posibilidad de la doble conexión, que las hay. Pero tampococlip_image005 en un adaptador de los que hacen la conversión, ya que la mayoría de ellos tienen el mismo tipo de faldilla que el schuko. Como la imagen, en la que se muestran varios modelos.

¿Lo veis? No entra. Existen otros modelos de peor calidad sin faldilla, pero el de la imagen es el más común.

¿Qué podemos hacer entonces si no encontramos de los que no tienen faldilla? Pues con unos alicates y algo de maña, recortar dicho reborde para poder enchufar el cargador. Otra posibilidad es recortar al nivel adecuado con una sierra de hierro (diente fino).

El mayor problema está en que de esa forma la única sujeción entre el adaptador y el cargador son las propias patillas del último, con lo que cuando se nos afloje la presilla interior del primero, que lo hará, sobre todo si usamos el mismo adaptador para varias cosas, correremos el peligro de generar chispitas y de cargar de forma inadecuada nuestro iPad.

Pero la cosa no termina ahí, no, porque encima de todo la parte inferior del cargador es curva, y se balancea un poco sobre la base del adaptador. No sé cómo serán las bases hembra americanas, pero no tienen que diferir mucho de las schuko. Desde mi humilde punto de vista, es una chapuza de cuidado en la que ha primado el diseño frente a la seguridad y eficiencia.

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La segunda parte viene si nos damos cuenta de la raya que corta el cargador. Si nos fijamos en la imagen y estiramos de la parte izquierda por encima del corte hacia arriba, las patillas salen junto al trozo de plástico marcado, de manera que suponemos ahí irá el adaptador europeo.

Quiero creer que no va a ser igual que el de la foto pero con las patas redondas, porque si no, no va entrar en prácticamente ninguna base hembra de Europa, y necesitaremos, de nuevo, un adaptador sin faldilla. Quiero creer por tanto de que van a hacerlo bien y le van a dar el cuerpo suficiente, y de paso se van a leer el reglamento electrotécnico de baja tensión, porque al menos en España (si no en Europa entera), no se puede homologar un aparato eléctrico que no entre en las clavijas tipo schuko. No lo digo yo, lo dice el RETB.

Aquí alguien podría decir que el del Kindle es muy parecido… y tiene, en parte razón. Pero el del Kindle entra por entero dentro de la faldilla, pesa como cuatro veces menos y no tiene la parte baja redondeada para que se balancee.

Pues eso, desde mi punto de vista, una chapuza de cuidado.

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Bueno, lo de arriba es la entrada original tal y como fue publicada el viernes. Os recomiendo que leáis los comentarios porque hay elementos que me han corregido, y con razón.

domingo, 4 de abril de 2010

El iPad ya está “jailbreackeado” (hackeado)

Acabo de leerlo en Mobileread: el iPad has sido roto en menos de 24 horas tras su salida. Para que luego digan los fans de los DRMs y la seguridad por ocultación.

El iPad podría romper los puertos USB

Hay que ser verdaderamente imbécil para cometer un error de este tipo. Imbécil o sinvergüenza si lo sabías y te lo callaste, Apple. No hay otra. Os explico.

Parece ser que el iPad tiene problemas para cargarse desde un PC a través de su cable USB normal y corriente. Un ejemplo aquí. También en castellano: aquí y aquí.

O en otras palabras: insertas tu iPad a un PC/MAC y se conecta pero no se pone a cargar, y no es que tu iPad esté roto, no. Es por otro motivo.

El problema está en que el iPad necesita, según unas fuentes 10W y según otras, 1000mA, lo que en esencia es 1 amperio. Si hacemos caso a la primera fuente, 10W a 5VDC que es la tensión estándar de un puerto USB son 2 amperios (P=V.I=5x2=10). Es decir, un iPad necesita entre 1 y 2 amperios para cargarse. O más bien 2 amperios, porque las especificaciones oficiales hablan de un cargador de 10W.

Hasta ahí nada malo, ya que esas son sus características definidas por el fabricante. Lo malo es que el amperaje máximo de un puerto USB según el estándar es de medio amperio, con lo que no será capaz de suministrar suficiente corriente al aparato.

Ahí no termina la cosa, porque la corriente fluye bajo demanda según la resistencia interna y de acoplamiento entre la fuente y el consumidor, por lo que un iPad conectado en un puerto USB de mala calidad podría quemar dicho puerto y de paso la controladora entera.

O con otras palabras: no conectes tu iPad directamente al puerto de tu PC/MAC, sino hazlo a través de algún HUB alimentado externamente. Así, si rompes algo, sólo romperás el HUB y no tu PC.

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Lo que me llena de mala leche es que Apple no haya hecho nada para avisar ni para solucionar el problema. Si no se han dado cuenta, cosa que dudo, son unos chapuceros de cuidado, y si lo han hecho a sabiendas del problema, lo menos es suministrar un cable con al menos DOS conexiones USB (como el cable de mi disco extraíble), sino cuatro, que son las que al parecer realmente necesita. Pero claro, eso no es cool y queda feo y antiestético.

Simplemente espero que a alguien se le rompa el ordenador, demande a Apple y le saque sus buenos dineros.

jueves, 1 de abril de 2010

EPUB vs Mobipocket (IV)

Esta entrada, más que una en sí, va a ser una respuesta razonada a Gozque, que respondió en mi anterior entrada. Lo primero es disculparme solo un poco por el tono empleado en la entrada anterior y que seguro voy a emplear aquí sin darme cuenta. Eso es consecuencia de mi pasión por el tema y de que veo cómo incluso los propios editores se están engañando a sí mismos, quiero creer que de forma inconsciente.

Gozque, simplemente no te enteras de los temas técnicos. O eso es lo que quiero creer, porque la otra opción, la de que lo hagas a sabiendas, me gusta menos. De todos modos aquí paz y allí gloria, e igual que con el tema de la música, al final veréis la luz, echaréis la vista atrás y os daréis cuenta de todos los errores cometidos y dinero perdido y derrochado por ello.

De verdad no entiendo cómo se pueden mantener ese tipo de opiniones. Quizás sean vuestros asesores técnicos que no valen/saben un ardite, quizás sea un deseo subconsciente de intentar no convertirse en un negocio zombi, pero igual que les pasó a los toneleros os va a pasar a vosotros, que el que supo cambiar su negocio sobrevivió, y el que no fue al paro. De todos modos me reitero en lo dicho: al final, al final de verdad, me da igual lo que hagáis, quien manda es el cliente, y si esperáis vender libros-e con DRM y a precios similares a los de papel os vais a comer un marrón porque poco vais a vender.

Respecto a que el ePub soporta mejor los procesos editoriales, lo comentaba porque es un formato que se puede generar a través de InDesign (el programa más usado de maquetación) y que este a su vez se integra perfectamente en un CMS. La verdad es que los desarrollos de los CMS editoriales están (al menos los que yo he tendio oportunidad de conocer) orientados al ePub, así que descnozco como funcionaría con el Mobi. En todo caso no entiendo muy bien el último párrafo de ese apartado y me sabe un poco mal que te refieras al XML con schemas como algo "cacareado". Aunque insisto, se me escapó el sentido de este párrafo.

Pues intentaré explicarme con más detalle. EPUB es un conjunto de imágenes y ficheros XML embebidos en un fichero comprimido con el formato ZIP a cuyo resultado se le aplica una capa de encriptación. Supongo que aprovechando la compresión Lempel-Ziv se le meta algún algoritmo de desordenación.

Esos ficheros XML, que son lo que tienen el texto y dónde van las imágenes, de por sí, no tienen ningún significado. Es decir, si miras un XML de esos verás que dentro está el texto enmarcado por unas cadenas extrañas.

Esas cadenas vienen definidas en un schema. Si te fijas arriba del todo de cada fichero vienen una direcciones web raras: eso es el schema, y es lo que define y le da sentido a los tags, y hace que por ejemplo el InDesign entienda el formato EPUB.

Pues bien, Mobipocket funciona exactamente igual, pero con más posibilidades: tiene un schema que define los ficheros xml que están dentro de un PRC, junto a unas imágines y todo ello comprimido con un algoritmo similar al Lempel-Ziv si no el mismo. Y para añadir DRM se aplica un scramble sobre ese algoritmo de compresión, con la ventaja de que el algoritmo soporta diferentes tipos de compresión, no solo el ZIP.

Y supongo que obteniendo el schema del PRC para InDesign, éste programa llegaría a funcionar exactamente igual para los PRC que para los EPUB.

El epub no tiene herramientas oficiales porque es código abierto. No hay un fabricante detrás, el código y los desarrollos hechos por la comunidad se pueden encontrar en el siguiente enlace http://code.google.com/p/epub-tools/. Supongo que a eso se refería con, otra vez "cacareada", libertad. Como visores de te recomiendo el de O'Reilly http://bookworm.oreilly.com/ y el Ibis http://ibisreader.com/ En todo caso no tengo ni idea a que te refieres con el páginado, eso no me sucede ni con mi Sony ni en mi móvil ni en ninguno de los dos visores que te señal (por no pasar ni me pasa con el Calibre).

Aquí estamos confundiendo el tocino con la velocidad. EPUB (y Mobipocket) no es código abierto, porque código abierto es aquel que está disponible para ser modificado por la comunidad y tiene una licencia libre. La confusión está en que en ambos casos el formato no es libre ni estándar. No es libre porque no tiene una licencia CC ni GPL ni ninguna variación, y no es estándar porque no está bajo ningún comité de estandarización, como ISO. Ambos formatos son propiedad de sus propietarios, y como tal pueden hacer con él lo que quieran, como modificarlo sin avisar a nadie (que por cierto es lo que ha hecho Amazon con Mobipocket al crear los formatos AZW y Topaz).

Y lo mismo podría hacer Adobe, porque el EPUB es de IDPF seguro que con apoyo directo de Adobe y de nadie más, y si pensáis que porque se hayan comprometido a que sea “libre” no os van a terminar haciendo alguna trapacería es que sois más ingenuos de lo que pensaba.

Para matizar un poco más, tenemos que separar el software que opera con el formato del propio formato en sí. Entonces sí que podemos hablar de código libre, de código libre que usa ese formato propietario. Y no debemos entrar en el error de que el formato sea libre, que no lo es. Es de acceso público porque cada cual se puede bajar las especificaciones pero no es libre porque no está cubierto por ninguna licencia de ese tipo.

Y es entonces cuando podemos separar software libre y software propietario que opere sobre dichos formatos. Ahí gana Mobipocket por goleada. ¿Por qué? Pues porque hay mucho más software libre haciendo uso de este formato que del EPUB (aunque la diferencia se va acortando poco a poco). Y lo mismo con la parte propietaria, en la que para EPUB sólo existe el ADE (y es malo de cojones, sólo hay que leer la comparativa de características en entradas anteriores) y en Mobipocket hay una gran variedad (y de nuevo me remito a entradas anteriores).

Además, para usar el ADE a nivel editorial, tienes que soltarle la mosca a Adobe, mientras que para hacer lo mismo con Mobipocket, DRM incluido, no hay que hacer más que bajarse los programas adecuados de la web de Mobipocket (que son propietarios pero de uso libre) y que encima permiten generar contenidos con DRM.

Sobre el DRM de los ePub, simplemente hay que señalar que los soporta pero al ser código abierto (esto es una obviedad) no puede tener DRM puesto que cualquiera podría conocer el código para desencriptarlo. Te aseguro que eso, desde nuestro punto de vista editorial, es una ventaja más que un inconveniente.

Ya te han dicho que eso no es cierto en otro comentario, y yo te lo confirmo y te lo demuestro. ¿Sabes cuál es el sistema de encriptación más seguro que existe a fecha de hoy? El de clave pública. ¿Y sabes que está disponible no solo su especificación completa sino también código libre y abierto para usarlo? Es decir, tenemos un sistema criptográfico irrompible que tiene publicadas no solo sus especificaciones (por analogía al EPUB/PRC serían las especificaciones de los formatos), sino los algoritmos (la forma de realizar las operaciones de encriptación y desencriptación) e incluso hay código fuente disponible para que un usuario final lo compile, lo pruebe y experimente con él. Y a fecha de hoy es completamente irrompible.

Por otro lado, se ha demostrado que la seguridad por ocultación no funciona. ¿Pruebas? El DRM del EPUB de Barnes & Noble está roto, el DRM del Mobipocket roto, el DRM del Topaz también está roto, y no hablemos de vuestras hermanas las discográficas, en las que a veces, al día de ponerse a la venta el primer elemento con protección anticopia, se rompe.

Por lo tanto, los DRM son absurdos a más no poder, porque afectan a la libertad de los usuarios en el sentido de que impiden el uso correcto y adecuado de lo que han comprado. Y los que quieran piratear un contenido, lo harán se pongan las cortapisas que se pongan, y si no me remito al párrafo anterior.

En todo caso, no creo que las conferencias del DBW o algunas del TOCCON sean mentira dichas con la boca llena de miedo. Te aseguro que he tenido la oportunidad de participar en el análisis del formato más adecuado para distribuir libros electrónicos por parte de la tres editoriales majors en España y nos hemos decantado por el ePub después de un análisis a conciencia hecha por un gran equipo de personas. Por lo tanto me perdonaras si te digo que me siento un poco insultado.

Pues habéis cometido varios errores de los que os vais a arrepentir. Ya sea por incompetencia de vuestros asesores, por la vuestra propia o porque queréis recoger el trigo antes de plantarlo, lo cierto es que estáis cometiendo los mismos errores que las discográficas, y encima estáis insultando a los lectores. Si te sientes insultado, yo también, porque decirme que cuesta lo mismo producir un libro-e que un libro-p es mentira, igual que es mentira que queráis proteger a las librerías (cuando las grandes superficies empezaron a vender libros a granel bien que os interesó, y a causa de ello muchas librerías tuvieron que cerrar sin que se os alteraran las pulsaciones), porque al venderme un libro con DRM me estás llamando ladrón indirectamente (pero resulta que yo te comprado un libro, pagando, pero como tú no te fías y me lo vendes bloqueado igual que se encierra a los ladrones porque la sociedad no se fía de que si prometen no reincidir no vayan a hacerlo).

También me siento insultado cuando me mientes y me dices que el EPUB es mejor que el Mobipocket, que el que un libro traiga DRM es mejor que uno que no lo tenga, etc.

Así que insultado por insultado gano yo, y encima tu vives gracias a lo que yo compro, así que no me insultes mucho.

Además, hay otro tema que todavía no se ha tratado, que es el de las distribuidoras y la presión que seguro están haciendo para no morir…

Ciertamente creo que el formato ePub (que me da igual, llegados a este punto, que sea mejor o peor) se convertirá en el estándar de facto porque cuenta con el apoyo del gran gurú en la materia: O'Reilly, porque cuenta con el respaldo de principal proveedor de herramientas editoriales, Adobe, pero sobre todo, porque cuenta con el apoyo del gigante de los contenidos y los que más saben de esto Google.

Vale. Eso te lo acepto. Te acepto que se va a convertir en el estándar, pero no por sus bondades ni por su calidad (igual que el VHS se impuso sobre el 2000), sino por el habitual ordeno, mando e impongo al que nos tenéis habituados los poderes fácticos.

Pero eso no quiere decir que el usuario vaya a aceptarlo con los brazos abiertos ni que vaya a colaborar a pies juntillas, tenedlo en cuenta. La diferencia entre ahora y antes es que las voces disidentes se oyen más, y llegan a más sitios, y como siempre poco podremos hacer pero al menos os informamos de nuestro pensamiento y que tragaremos como siempre hemos tragado, pero con conocimiento de causa, que es el primer paso de la insumisión.

Desde luego que aquí tienes a alguien que no va a aceptar comprar un libro-e a un precio superior a los 5 ó 6 euros la novedad, y que así va a batallar y así lo va a decir, y va a intentar convencer a otros para que tampoco pasen por el aro. Quizás, y es una utopía, pero quizás algún día sean los usuarios los que manden de verdad.

Aquí estoy para lo que quieras, en público o en privado, y ya conoces mi opinión.