domingo, 29 de marzo de 2015

Amazon, la nube y... ¿práctica desleal?

Hace unos días Amazon ha hecho un movimiento muy extraño, tanto que al parecer no tiene explicación ninguna.
Básicamente lo que ha hecho ha sido dejar de darnos gratis 5GB de almacenamiento en la nube para nuestros libros personales si no tienes un Kindle Fire.
Básicamente la cosa está ahora de la siguiente manera: Si quieres mantener sincronizados tus libros, tienes que pagar por el almacenamiento en la nube a no ser que tengas un Kindle Fire. El precio más bajo son 11 dólares al año.
Con anterioridad, al registrar una aplicación Kindle o comprarte un Kindle de tinta electrónica, obtenías 5GB de espacio gratuito para mantener tus libros personales en la nube y que se sincronizaran entre dispositivos.
Básicamente se trata de una patada en los huevos, con premeditación y alevosía, y que personalmente me los toca bastante pese a que yo apenas tengo unos 20 libros no comprados a ellos, la mayoría aquiridos en otro lares.
Lo que realmente me repatea es el hecho de que nos haya quitado algo que ya teníamos. Entiendo que a los nuevos registrados no les de espacio, pero los que ya lo tenemos…
Por lo menos desde USA (que es donde yo tengo la cuenta) no creo que nos podamos quejar ni mucho ni poco. Sin embargo creo que en España es ilegal hacer algo así, por lo que veremos en qué queda el tema.
Esto nos da una serie de indicaciones, o al menos me las da a mi, que muy bien pudiera estar equivocado.
Lo primero de todo es que no venden suficientes Fire y quieren potenciar la venta de los mismos. Hace tiempo pude trastear con uno de ellos, y la verdad es que no me gustó nada de nada.
La primera pega que le vi es que la aplicación de lectura es la misma que la de Android (de hecho el Fire es un AOSP), con todas sus ventajas y sus bugs (que no son pocos). Aparte de eso funciona bastante lenta.
La segunda fue que todo el dispositivo está orientado a que compres contenidos. Compra. Compra. Compra. Tus muelas.
Así que igual que lo tuve un par de días de prueba, se lo devolví a su dueño y santas pascuas.
Otra de las cosas que se vislumbran es el hecho de que a Amazon ahora ya no le interesa que se vendan Kindle clásicos. O eso es lo que parece. Hay gente que ha dicho que la tinta está muerta, que fue una moda pasajera.
Yo más bien creo que ha llegado a su tope tecnológico y que poco más se puede mejorar, por lo que dentro de nuestra sociedad altamente consumista ya no interesa a los fabricantes.
No le interesa o ya no los vende, habiendo saturado el mercado hasta el punto de que quien quiere uno, ya lo tiene y no necesita otro más, como es el caso de mi familia, que todos los que leen (incluida mi madre que huye despavorida de la tecnología) tienen ya uno o incluso dos.
El hecho está en que una de las ventajas que daba a los Kindle sobre la competencia ha desaparecido o va a desaparecer en breve. 
¿Qué desaparece? Las notas sincronizadas y la sincronización del punto de lectura entre diferentes dispostivos de todo aquello que no les hayas comprado a ellos.
Lo que ha hecho Amazon ha sido primero cogernos de los huevos y ahora apretarnos un poco. ¿Sabéis cuál ha sido mi reacción? Comprarme un Kobo Aura H2O, que tiene mejor pantalla y mejor software de lectura, y dejaré de comprar en Amazon. Primero tengo que gastar los casi 50 euros de saldo de la última tarjeta, pero a partir de ahí dejaré de comprar libro electrónico a ellos, o al menos diversificaré las tiendas.

Y es aquí, ahora, donde entra a relucir todo el tema de quitarles el bicho a los ebooks comprados. ¿Por qué hacerlo? Porque el derecho a leer esos libros es tuyo, se lo compraste a Amazon. Ojo, he dicho leerlos, no poseerlos. Como sin fichero físico no puedes leerlos, tienes que conservar una copia local sin DRM para poderlo hacer donde quieras. Que es lo que hago yo.

jueves, 19 de marzo de 2015

Conseguir libros en papel a muy buen precio


Quizás a más de uno lo que voy a contar aquí le suene a idea de Perogrullo, pero pongo la mano en el asador que a otros muchos ni siquiera se les había pasado por la cabeza.

Hablo de conseguir libros increíblemente baratos. Entre un euro/dólar más dos o tres en gastos de envío. E incluso a veces los envíos son gratuitos, aunque entonces el precio del libro sube un poco, supongo que para incluirlo en lo que pagas por el ejemplar.

No, no estoy hablando de coger una recortada, unas medias de la pariente -convenientemente lavadas, eso sí-, y salir a atracar librerías o bibliotecas. Ni a hacerlo por vía de terceros.
Me estoy refiriendo al mercado del libro de segunda mano. Fijaos en la foto.



¿Cuánto me han costado todos esos libros? Pues alrededor de unos treinta euros con los gastos de envío incluidos. Ya sé que son obras viejas, pero casi todas están reeditadas o bien en ediciones más modernas o bien en edición facsímil con impresión bajo demanda.Sí, habéis leído bien. Si por ejemplo compráis algún libro más o menos raro, Amazon lo tiene en su base de datos y te lo imprime bajo demanda sin que tu te enteres. Lo sé porque no es la primera vez que he visto el texto en pequeñito en la zona de créditos. Lo que pasa es que ahora no encuentro ninguno, pero haberlos haylos, como las meigallas.

Los tres que están en vertical continúan a la venta y valen del orden de 20 euros cada uno más gastos de envío. A mi me han costado tres dólares USA cada uno.

El de abajo del todo de la pila en vertical es una primera edición que es bastante difícil de encontrar. Un dólar más tres de gastos de envío.

¿Cómo he conseguido esas bicocas? Pues gracias a las redes de venta de libros de segunda mano. En España tenemos a Iberlibro, que está asociada a AbeBooks (no pongo enlaces, pero Google es tu amigo).

La primera recoge la venta de libros de segunda mano en España, y la segunda a nivel mundial, aunque de lo que más hay son libros en inglés.

Pues ya está. Sólo tenéis que ir a una de esas dos páginas, buscar lo que queráis comprar y seguir los pasos… O no. Si no tenéis ganas de complicaros la vida, es un buen sistema, rápido y eficaz.
Contáis con un seguro que os devuelve el dinero si no os llega lo comprado. Y funciona, os lo aseguro. Compré un libro a mediados de diciembre, a finales de febrero todavía no lo había recibido. Reclamé y me devolvieron el dinero. Luego resulta que había estado detenido en aduanas y de ahí el retraso (no no me cobraron nada por un libro de segunda mano que seguro solo interesa a los expertos en el tema). Como honesto que soy, me puse en contacto con AbeBooks y me volvieron a hacer el cargo. Cuatro dólares más el 3% de comisión que se lleva mi banco.

El de arriba es el camino fácil y seguro. Si os gusta la aventura, hay otra forma todavía más barata, porque tanto AbeBooks como IberLibro se llevan su comisión.

Se trata de, una vez localizado el libro, buscar la librería directamente en internet y comprarles el ejemplar a ellos. Así te ahorras un 30% del precio.

¿El problema? Pues que tenéis que andar con búsquedas, registros en webs, quizás dejar la tarjeta de crédito en sitios varios… y muchas veces si la cosa se tuerce, andar con reclamaciones varias directamente al vendedor.

Yo personalmente sigo ambos caminos según me convenga. La mayoría de esos libros (los verticales en la foto), los compré directamente a una librería americana que los tenía bastante más baratos de lo que aparecían en IberLibro.

Y la jugada me salió perfecta.

Así que ya sabéis: con IberLibro/AbeBooks la compra es más segura, directamente al vendedor, algo más barata.

(A veces los gastos de envío son increíblemente altos en IberLibro/AbeBooks y luego la tienda los tiene gratis, incluso con ventas internacionales, casi es el único motivo por el cual vale la pena comprar fuera de IberLibro, porque el 30% de 1 euro no es mucho y tienes una seguridad añadida).








domingo, 1 de marzo de 2015

Trampa para canarios y el sector editorial

El primero en acuñar el término de trampa para canarios creo que fue Tom Clancy en una de sus primeras novelas sobre Jack Ryan. Al menos es ahí donde yo lo leí por primera vez, y como también lo he visto reflejado por otra gente, hemos de suponer que se trata de la primera referencia al tema.
¿Qué es una trampa para canarios? En la novela se trata de identificar a quién está filtrando documentos secretos, ya sea a potencias extranjeras o a los medios de comunicación.
El método consiste en que cada persona que deba ver un documento en concreto, se le suministra una copia con pequeñas variaciones en el texto. Una errata, un artículo cambiado, un espacio en blanco donde no deba haberlo… 
Cosas así. Evidentemente hay que anotar y guardar cada copia por separado y quién se le ha dado.
En cuanto ese documento aparezca donde no debe, tan solo hay que que verificar qué copia es y a quién pertenece. Salvo casos en los que yo tenga acceso a tu copia y use esa en concreto, el infractor se revela a sí mismo.
Evidentemente el filtrador debe desconocer el tema, o debe confiar que su copia es master y sin trampa. También se puede dar el caso de que quien filtre el documento sea una secretaria, o un pirata informático que se haya metido en tu (o en el) sistema.
Pese a todas las pegas, es un método muy útil y me consta que a más de uno lo han pillado así con las manos en la masa en la VidaReal(tm).
¿Qué tiene que ver todo esto con el mundo editorial y la piratería en internet? Pues os lo explico en seguida. No es algo que me hayan contado, ni algo que haya visto documentado en ningún lado, se trata de mi propia experiencia leyendo documentos electrónicos comprados y no comprados.
Ya sabéis que este no es un sitio que fomente la piratería (aunque sí defienda ciertos derechos de los usuarios que a los generadores de contenidos les guste identificar con la tal), así que si te han pillado o te van a pillar gracias a una marca de agua, básicamente te jodes.
Como os he comentado, suelo leer mucho documento online del tipo revista electrónica. Entre las revistas que leo de forma regular está el Asimov’s Science Fiction y el Analog SFF, junto con Scientific American y su versión en castellano, Investigación y ciencia. Aprovechando ofertas de aquí y de allá, también tengo otras suscripciones. 
En general Magzter y Zinio son mis amigos (Magzter ya no) pese a lo mierdosas que son las esas plataformas para leer. También leo los PDF cuando los hay, como es el caso de las dos revistas científicas.
Bueno, vamos al tajo. 
No sé is os habéis dado cuenta, pero a veces cuando estáis leyendo una revista, generalmente un PDF, aunque también ocurre dentro de los propios programas, aparecen una serie de palabras un poco difuminadas. A veces son pocas. A veces son muchas. A veces ni te das cuenta, sobre todo si tu pantalla no es retina (es decir, de alta definición).
No estoy completamente seguro, pero creo que se trata de la trampa para canarios de los editores. Hay varias razones que me llevan a pensar en ello. 
En primer lugar que si te bajas la revista justo el día que sale, apenas hay dos o tres palabras mal. Cuanto más tardes a bajarla, más palabras mal tendrás.
En segundo lugar, que si borras la versión local y te la vuelves a bajar, aparecen las mismas palabras mal y no otras, con lo cual esa “pauta” está asociada a tu número en concreto. Además, abras el PDF en el visor que lo abras, son las mismas palabras las que salen mal.
En tercer lugar, el problema aparece en muchos sitios y visores. Tanto en Magzter como en Zinio, pero también con los visores PDF por defecto de Apple. En donde no ves ningún error es en GoodReader.
En cuarto lugar, si te bajas una versión pirata del PDF, las palabras que se ven mal son otras (o ninguna). Este punto tiene mucha fuerza a favor de la teoría, ya que si fueran errores de la revista y no una marca de agua, o errores del visualizador, las palabras mal mostradas serían las mismas.
En quinto lugar, si te bajas diferentes versiones piratas, todas ellas difieren en unos pocos bytes en su tamaño. A fecha de hoy no creo que exista mucho el tema de la corrupción de ficheros, aunque también podrían ser marcas generadas por los propios piratas para comprobar quién y cómo redistribuye su propia versión.
Esto me lleva a concluir que los generadores de contenidos tienen localizados a quienes suministran versiones ilegales de los documentos. Hasta la fecha no he oído que se haya pillado a nadie por eso, lo que o bien destruye por completo mi teoría (que será lo más probable) o bien no les vale la pena hacer un escarmiento.
No sé, lo más seguro que se trate de una paja mental propia, pero el tema está ahi, encima de la mesa.
Hala, que no lo pirateen a gusto.