viernes, 12 de octubre de 2012

Galaxy Note II: Android XXL

Soy el afortunado poseedor de un Samsung Galay Note II, el teléfono estrella del fabricante si obviamos el S III, que es la renovación del S II y como salga igual de bueno que este último, se van a volver a comer el mercado.

Lo comentaba mi jefe el otro día, que el mundo, ahora, es Android. Con todas sus pegas, con todas sus limitaciones… ¿Limitaciones? No, espera, eso no. Porque el iPhone es cerrado, y Windows Phone ya no os digo. Bueno, decir que este último es cerrado es un oximoron: simplemente su interfaz para desarrollar aplicaciones es muy limitada.

Android es abierto y permite hacer cosas que otros todavía sueñan…

Por lo tanto, a fecha de hoy, el androide gana por goleada a los otros dos. Cuando salga Windows Phone 8 veremos qué mejoras implementa, aunque no soy muy optimista. De iOS mejor no hablar: llevan 6 versiones mayores y apenas han variado una coma.

Sin embargo Android sí que ha evolucionado, y en el Note se nota, valga la rebuznancia, un montón.

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La primera impresión al ver el teléfono, con su pantalla de 5,5 pulgadas, es que estamos ante una tableta pequeña. Eso significa que resulta un poco ridículo llevártelo a la oreja para hablar por él, aunque yo lo he hecho varias veces en público y nadie me ha mirado raro.

Su gran ventaja -e inconveniente-, es el tamaño de la pantalla. Imaginad que estáis viendo un teléfono Android normal y corriente a través de una lupa. Pues el efecto es el mismo: una letra gigantesca y algunos gráficos algo difuminados.

Eso sí, no hay efecto de pixelado aparente aunque acerques los ojos a la pantalla. En eso Samsung ha hecho los deberes: el suavizado de fuentes es exquisito, pese a tener tan solo doscientas y pico DPI de resolución. No obstante, si lo pones al lado de un iPhone notas la diferencia en la mayor calidad de la pantalla del último. No obstante, para un uso normal, la resolución es perfecta.

Una vez entras en las opciones y pones el tamaño del texto al mínimo, el teléfono queda bastante más adecuado, aunque hay pantallas (como la de llamar) que todavía quedan dibujadas como con esteroides y un tanto difuminadas por el tamaño.

Es el mismo caso que con las tabletas, aunque disminuido, sin llegar a ser tan incómodo. Por otro lado hay aplicaciones que permiten cambiar el tamaño del texto hasta convertir el teléfono en un dispositivo casi perfecto para leer (si no fuera por la pantalla retroiluminada) y navegar.

Lo que nos lleva al tema de la utilidad como dispositivo genérico de consumo y creación de contenidos no multimedia. Me refiero a usarlo para navegar por internet, leer las noticias (RSS y de las otras) y realizar todas esas tareas que uno antes hacía con un ordenador sobremesa o portátil. Y a responder a un correo típico, o chatear un ratín con los amigos/novieta…

Pues bien, para eso es perfecto. Más que perfecto, ideal. 

Como inciso, diré que puede resultar un gran terminal para la tercera edad, sobre todo si tiene problemas de visión. No os riáis, yo he visto a más de un abuelito/a levantarse las gafas, acercando y alejando el aparato de los ojos, para distinguir qué están haciendo.

Lo primero porque el teclado es grande y es bastante difícil de pulsar la tecla equivocada, como suele ocurrir en terminales con la pantalla más estrecha (léase iPhone, por ejemplo). Una vez que has tecleado un rato, el sistema predictivo es muy bueno, y almacena las palabras que has enviado aunque no estén en el diccionario y te las pone en primer lugar. 

Seguro que en más de una ocasión os ha tocado las narices (por no decir ota parte del cuerpo humano situada más abajo) la predicción de los teclados (léase de nuevo iPhone, los MAC de última hornada y en menor medida Windows Phone), cambiando palabras que no queríais por otras que dejan el texto sin mucho sentido. En el Note II (y supongo que en cualquier otro terminal con Android 4.1), eso se ha minimizado al máximo. Ya puedo escribir “pupidupi”, “ontherocks”, “monamug” sin que me ponga “pupita”, “onésimo” o “monagillo” (es un decir, no recuerdo por cuáles las sustituye en realidad).

Aparte de eso, tiene reconocimiento de escritura, que seguro comparten otros teléfonos, y que de nuevo funciona aceptablemente bien, aunque no tanto como la de un equipo Windows. Pero si escribes estilo máquina de escribir (letra a letra) o con grafía continua más o menos coherente, te lo reconocerá sin problemas.

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La calidad física del cacharro flojea un poquillo. Desde luego no da esa sensación de robustez de un iPhone o de un Nokia de los antiguos, más bien todo lo contrario, parece un poco delicatessen en cuanto a plásticos y componentes.

Eso sí, no pesa tanto como pudiera parecer una vez que lo has visto sin haberlo cogido antes. Y la pantalla en exteriores resulta bastante usable. En mi odisea buscándole una funda (que todavía no he encontrado), realicé varias llamadas y chateos mientras iba por la calle y no noté ningún problema al mirar la pantalla. 

La duración de la batería, hasta donde he podido comprobar, es exquisita. Venía cargada al 50% o así, y en unas seis horas de uso continuo (desde que lo saqué de la caja hasta que me fui a dormir), bajó al treinta y pico. Y al día siguiente, tras todo un día de uso, estaba algo por encima del 50%. Wifi y datos activados, leer noticias, chatear, navegar, etc.

A primera vista, la duración puede ser comparable a la de las tabletas. Desde luego, muy por encima de la del iPhone 4 y de cualquier otro teléfono Android.

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En general el desempeño es más que notable. Todavía no he visto que se atasque en un scroll como suele ser habitual en los androides, aunque dependiendo de la aplicación, tiene esa especie de parpadeo que ningún iOS padece. Y supongo que serán la forma de crear los programas, porque hay otros que no parpadean.

Todavía no he jugado, ni le he puesto ningún programa que consuma recursos de forma exagerada, pero siendo un cuatro núcleos con 2 GB de RAM supongo que estará a la altura de las circunstancias.

Eso sí, la visualización de PDF, en cualquier programa (léase Mantano, eZPDF, RepliGo, MoonReader+, …) es extremadamente lenta. Primero se pinta la página en baja resolución y luego pasa a resolución normal, al cabo de cosa de un segundo.

No obstante, los programas para leer ebooks funcionan muy bien, y la pantalla da para poder leer más que cómodamente.

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Una cosa que me ha vuelto loco han sido los gestos con el móvil. Ponlo boca abajo y dejará de sonar y de mostrar avisos. Si suena una llamada, te lo arrimas a la oreja y se activa, si lo zurres tocando la pantalla hace zoom, si le das palmaditas en la parte de arriba la lista de scroll va al principio (no en todos los programas), si pasas la mano por delante toma un pantallazo…

Una vez que te haces a esos gestos la cosa resulta de lo más natural, y creo que otros fabricantes deberían tomar nota, sobre todo en lo de ponerlo boca abajo. No sabía que Android tuviera esas cosas, pero ahora que las conozco resultan más que imprescindibles…

Esto nos lleva al uso del palito (el del teléfono, no el de uno, mal pensados). Aquí tengo sentimientos encontrados. Lo de que si te lo dejas olvidado te avise no tiene precio, pero el uso normal no es tan cómodo como aparece en los vídeos. Hay un retardo entre que sacas el stilus y se activan sus cosas en la pantalla, igual que cuando llamas al manejador de gestos, que te permite realizar acciones rápidas según qué pintes en la pantalla.

De todos modos esa parte no la he tocado todavía mucho. 

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Una cosa, antes de terminar: que ningún troll me salte que eso mismo que he descrito lo hace su terminal marca Guachindeil y que vale trescientos euros menos, o que es algo común a todos los modelos con el androide 4.1. Eso ya lo sé, pero tu Guachindeil Delmon no tiene una pantalla de 4.5 pulgadas, que es el elemento diferenciador.

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De todos modos, si se me escapa algo, ya haré otra entrada.