domingo, 16 de octubre de 2011

iCloud o la flagrante tontería

¿Sabéis lo que es iCloud? Aunque digáis que sí, me juego un gallifante a que no. ICloud es una mierda envuelta en papel brillante, un trozo de bisutería rodeado de oro del que cagó el moro.

Acabo de comprobarlo. Tengo dos iMAC, un iPad, un iPod y un iPhone (este del curro, que todavía no he actualizado).

Como sabéis, hace unos días salieron todas las actualizaciones de golpe, tanto para el escritorio como para los dispositivos móviles. En mi caso la actualización a Lion 10.7.2 se realizó sin problemas, salvo una notable ralentización del sistema una vez reiniciado, ralentización que parece es temporal ya que ahora funciona todo casi igual de rápido que antes… excepto algún que otro rosetón multicolor de la muette que deja mi i7 de cuatro núcleos dobles y 12 GB de RAM como autista unos segundos… Eso no lo hacía antes de aplicar el parche.

No obstante, la actualización de los dispositivos móviles ha sido más que penosa. En primer lugar falló la descarga y la actualización. Me dio el infausto “internal error” causado por la caída de los servidores de Apple. Hay que joderse, con la expectativa generada y que la empresa no fuera capaz de preverlo con antelación. Joder, hasta Microsoft, el denostado Microsoft, cuando saca un producto nuevo que es muy esperado, aumenta y confía en terceros para las descargas…

Pero no todo termina ahí, no. El iPod se actualizó más o menos bien, a la tercera o la cuarta, pero el iPad hubo de sufrir bastantes intentos. O bien se quedaba autista o bien simplemente fallaba. Como tengo casi 40 GB de datos en él, y la interrupción se producía casi al final, la cosa llevaba su tiempo. Al final, restauración de fábrica, instalación de las aplicaciones y vuelta a meter los datos. Menos mal que soy un chico previsor y los tengo en el MAC, listos en sus carpetas. Eso sí, todavía estoy configurando programas…

¡Quietos parados, fanboys! A ver. Uno mete el iPad, te dice que tiene una actualización, le dices que sí, y a medias falla. No hay otra. No es mi culpa. Es de Apple. Por el motivo que sea. Mi iPad está impoluto, sin Jailbreak, sin cosas raras. Ya que está todo cerrado, debería funcionar a la primera, porque si no me vuelvo a Windows que me deja hacer lo que quiera sin más, y si falla puedo achacarlo a mi ineptitud, no a la de Apple. [Como colofón a esto, no soy el primero que ha tenido problemas. Básicamente la actualización a iOS 5 ha sido pésima. También quiero pensar que no se trata de un intento de que estampe mi iPad 1 contra la pared y me compre un 2.]

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Bueno, ahora sí, ahora hablemos de la magia de la cosa esa del iCloud. ¿Os pensáis que es una versión mejorada de Dropbox? Juas, ni se le acerca. Hasta el infausto SkyDrive de Microsoft es mejor.

No, no es que vaya mal, es que no cumple mis expectativas. Es una decepción total, más que total, humillante. Lo único que te va a guardar iCloud son los documentos de Pages, de Office (a mi no me lo hace), tus fotos y los calendarios… pero los que crees en la nube. Es decir, la cacareada sincronización sólo se va a producir entre los documentos políticamente correctos que, como siempre, le vengan en gana a Apple. No mis documentos. No mis fotos ya hechas, no los documentos que yo quiera, no.

Y encima, como elemento de obsolescencia programada, si quieres tus documentos en la nube, paga por nuevas versiones que lo soporten. Asco me da. Decepción. Tristeza.

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En serio, tengo una extraña sensación que me parece que, conforme va pasando el tiempo, es más fuerte y coherente: cuanta más cuota de mercado coge Apple, más se parece a los peores tiempos de Microsoft, con fallos estúpidos, dejadez en atender los requisitos de los clientes y olvidarse de que uno debe estar al loro con las actualizaciones de seguridad y que no debe esperar dos meses a, por ejemplo, invalidar una entidad certificadora. Es una especie de deja-vu, una sensación como de inquietud y de malestar… Ahora que Jobs ya no está, quizás la cosa mejore… aunque lo más seguro es que empeore.

Básicamente, maldita la hora en que me pasé a Apple.

sábado, 8 de octubre de 2011

El precio justo

Ya lo comenté aquí mismo hace unos días: Podemos comprar libros desde iBooks o, en otras palabras: la tienda de libros de Apple ya funciona.

Se abrió con nocturnidad, alevosía y premeditación (me dice mi chica) una madrugada, de sopetón, para que cuando nos levantáramos pudiéramos comprar libros-e a no más de 5 euros cada uno. Y nada de morralla ni autores desconocidos o noveles, sino los mismos libros que uno puede encontrarse en una librería.

¡¡A 5 euros o menos!!

¿Sueño? No, no sueñas. Fue la realidad… durante un rato. Hasta el momento que se levantó el censor, ese grupo de empresas, personas, entes o lo que quiera que sean que deciden en esta democracia qué vale y qué no vale y cómo se vende, a golpe de ley y de talonario, a golpe de bajada de pantalones y enculación por parte de otra democracia que tiene de tal lo mismo que el régimen anterior aquí.

Decía que se levantó y dijo: “No, eso no se puede permitir. ¡Libros-e a buen precio!” Llamó a quien quiera que esté a cargo de eso en Apple y le dijo: “Bájate los pantalones, que te voy a dar caña”. Y los precios subieron… justo hasta el mismo nivel que los de Libranda.

Viva el libre mercado, la competencia leal, la democracia y las cuentas claras. Ordeno y mando que se construya un pantano… digo que se suban los precios. “Porque yo lo digo”, como la empresa de los Dinos. Porque aquí mando yo, y me cago en la democracia, en el libre mercado, en la competencia leal, en las cuentas claras y en lo que más me jode: el cliente final.

Pues muy bien, tu te puedes cagar en mí, pero yo puedo no comprarte ni un solo libro, ni electrónico ni en papel. Que sirva esta entrada como llamada a la desobediencia cultural,  adejar de comprar, a ejercer nuestro derecho a decir que no.

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Porque señores, ya lo dije en otro momento. No nos engañáis. No nos lo creemos. Dejad de robarnos. Si “digitalizar un libro cuesta unos 60 euros mientras una edición de 2.000 ejemplares de un libro de 200 páginas anda por los 3.000 euros.”, ¿Por qué cojones no os bajáis de una vez de la nube y ponéis los precios que debéis poner? Porque si en iBooks un libro-e se vendía por 5 euros… es porque se puede y encima deja beneficios.

 

viernes, 7 de octubre de 2011

Steve ha muerto y otras petisoperías

Steve Jobs ha muerto. No hay nada más que decir sobre el tema. Que descanse en paz como ser humano. Sólo un pequeño apunte antes de entrar en lo que realmente quiero hablar. Parece ser que durante su primer cáncer de páncreas, en lugar de curarse con quimioterapia (o lo que quiera que se haga médicamente hablando para su caso de enfermedad), Steve se dedicó a tomar pseudomedicamentos homeopáticos (o similares ya que al final son la misma mierda) durante seis meses antes de ingresar con metástasis en el hígado y ser tratado como debió haber sido en un principio. No os digo más sobre lo que significa eso. Quizás ahora continuaríamos teniendo a Jobs entre nosotros. Ya sabéis, fanboys, a quemar pseudomédicos.
Steve ha muerto. Por lo tanto los medios han vuelto a decir imbecilidad sobre imbecilidad. Es una constante que cuando ocurre algo importante la gente se pone el gorro de mandril petisopo y empieza a desvariar. Pasó el otro día con el tableto de Amazon y está pasando ahora.
Que si es el fin de Apple, que si Microsoft ha ganado, que si ahora ya no va a haber más innovación en la compañía… Seguid sumando. Seguid diciendo tonterías.
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Ahora una reflexión. ¿El fin de Apple como tal? Puede ser. Recordad lo que pasó con Microsoft. Se fue Bill Gates y comenzó a dar palos de ciego, guiada por Ballmer. Repetimos: guiada por Ballmer. No obstante parece ser que ahora se ha puesto las pilas y Windows 8 va a ser todo un bombazo. No por la interfaz clásica, no, sino por Metro y las tabletas. O bien Ballmer ha caído del burro, o bien le han puesto una zancadilla. Quizás no se sepa nunca.
¿El fin de Apple como tal? Puede ser. Hagamos un ejercicio de imaginación y especulemos un poco. Supongamos que realmente Jobs fuera el motor de las innovaciones. No un mero sugeridor, sino el motor total y absoluto de todo, desde el concepto hasta la implementación. No, no me refiero a que lo haga él todo, sino a que esté encima de todos los que lo hacen y lo controle al milímetro. Yo he tenido jefes así. Si son buenos, la empresa funciona, si son malos, apaga y vámonos…
Ahora analicemos un poco los últimos productos de Apple. El último, el iPhone 4N, según los medios, no trae ninguna innovación destacable. Tan solo es un 4 con hardware más potente como corresponde a la mera evolución de la electrónica. El iPod es más de lo mismo, o más bien toma más cosas del iPhone y se las anexa. El iPad 2 no es más que el 1 pero con la misma mejora en sus tripas.
¿Crisis?
Yo creo que sí. Teniendo en cuenta que un producto de esas características puede llevar gestándose varios años (cuatro llevamos nosotros con uno), justo coincide que desde que Jobs se puso malo en serio, la innovación ha cesado.
Es decir, si nuevas generaciones de productos siempre han aportado algo nuevo y que la competencia no tiene, justo la última generación desde que vemos a Jobs enormemente desmejorado no es más que una mera actualización como la de cualquier otro fabricante. Incluyamos a los iMac, los Macbook Pro, los Air y en general cualquier otro producto de Apple.
¿El fin de la compañía tal y como la conocemos? Puede ser. Lo más probable.
Me jodería mucho que fuera así, no por la propia Apple, sino porque se va a cerrar un ciclo de fuerte innovación tecnológica, en el que la empresa de la manzana ha forzado a todos los fabricantes a innovar a base de bien. Android, Windows 8 y Metro (no os despistéis, lo que hay dentro de Metro debe llevar varios años gestándose dentro de Microsoft)…
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¿Cómo? ¿Que yo también estoy haciendo lo que critico? ¿Y qué esperabais? :-)

martes, 4 de octubre de 2011

Usando el Kindle 4 (O Kindle sin teclado)

Bueno, al final me ha llegado el nuevo Kindle 4 sin teclado, que ahora se llama Kindle a secas y el que antes se llamaba Kindle a secas pasa a llamarse Kindle Keyboard, o KK de forma abreviada, lo que no resulta muy eufónico que digamos.

Vale, lo compré el jueves. Salió el viernes y hoy martes me lo han entregado antes del mediodía. Aprended, malditos, aprended lo que es un servicio impecable. De USA ha tardado menos de lo que suelen tardar otros desde la península.

Primera impresión al abrir la caja: ¡qué chiquitín que es el jodío! Parece un juguetito. Como lo he recibido en el curro, simplemente lo he puesto a cargar, he elegido el idioma  (español) cuando se ha encendido y lo he dejado hasta que apareciera la luz verde.

Al llegar a casa lo he trasteado un rato, y el resultado es esta entrada en el blog. No esperéis más a no ser que descubra algo extraordinario del aparato, que va a ser que no.

Rápido. Es sensiblemente más rápido que la versión anterior. El paso de página tarda más o menos que el anterior, pero la nueva forma que tiene de hacerlo es bastante más cómoda para la vista.

Se coge y se pasan páginas con una mano de forma natural y sin tener que tener los dedos muy estirados, y apenas hace ruido, y en general la velocidad es algo mayor en todos los aspectos de funcionamiento. Y a poco espabilado que seas, puedes tener acceso tanto a la tecla de página siguiente como de anterior sin tener que mover los dedos. Os lo dejo como ejercicio de clase.

Está, hasta donde puedo llegar, en perfecto español y no le he visto ninguno de esos gazapos que tan habituales suelen ser en estos cacharros hechos deprisa y corriendo. Lo que no me gustan son los salvapantallas. Los de antes, excepto algún que otro escritor, me gustaban poco, pero es que estos, que son fotografías relacionadas con la escritura, me hacen menos gracia.

Y el teclado en pantalla… digamos que cumple su objetivo, pero a duras penas. Es alfabético en lugar de qwerty, e ir moviéndose por él con el cursor como que no termina de llenar. Escribir una nota ahí puede llegar a ser toda una odisea, así que si eres de los que anotan mucho, el aparato no es para ti.

Una cosa curiosa es que se ha añadido un diccionario por cada uno de los idiomas en los que se pueden activar en el aparato, y parece ser que podemos elegir diccionario por defecto tanto para inglés como para español (o supongo que el idioma que se haya elegido).

Finalmente, el contraste del nuevo parece algo más fuerte que el de la versión anterior, pero también puede ser un problema de relación de color con el marco ya que supuestamente ambas pantallas son iguales.

lunes, 3 de octubre de 2011

La tienda de libros de Apple y el monopolio de facto

Ya estoy cansado de decir que se me cae la cara de vergüenza ajena, y cansado de predicar en el desierto, y cansado de que me tomen el pelo, y cansado de todo este contubernio y abuso por parte de unos señores que se creen que lo saben todo.

Esta madrugada, como el sexo a Assange, la iBook Store española ha, por fin, abierto por sorpresa. Ya se pueden comprar libros-e desde ella. Ha costado un año, y como han dicho en algún lugar, es muy posible que la entrada de Amazon en este país les haya puesto el cohete en el culo.

Pero ha debido ser un cohete muy gordo, porque el culo seguro que lo tienen abierto, ya que los precios de los títulos son los mismos que los de Ladrones Incorporados (perdón, quise decir Libranda). O lo mismo es el propio cohete el que se lo ha abierto.

Libranda intenta ser un monopolio, una agrupación de los grandes editores para controlar el cotarro y para mantener los precios altos. Llega Apple y se baja los pantalones. Nuestra única esperanza es que Amazon ponga los puntos sobre las íes. Quiero creerlo, quiero soñarlo. Por favor, Amazon, pega un buen golpe en esta España de la charanga y pandereta… eres nuestra última esperanza.

Sí, ya sé que existen pequeñas editoras que publican a precios razonables, pero son las menos y para qué engañarnos, no llevan a autores de reconocido prestigio. Ojalá, también, alguna de estas tome ímpetu y se meriende a los porque yo lo digo.

De momento, y como protesta y por primera vez en este blog, os pido a todos que no compréis libros-e en España. Dejad que Libranda y Apple se mueran de asco. A ver si entran en razón de una p*ta vez. A ver si se espabilan.

Y ya de paso, si queréis leer, buscad, malditos, buscad. Con eso está dicho todo.