domingo, 29 de julio de 2012

iCloud vs SkyDrive (para editar documentos)

Dicen que si envuelves una mierda en papel de plata y la rodeas de mucha publicidad, pese a su apestoso olor y consistencia, la gente dirá maravillas de ella. También dicen que a veces hay joyas ocultas que nadie se molesta en mirar…
Pues eso es exactamente lo que ocurre con estos dos productos. 
Por un lado tenemos a la súper publicitada iCloud. La gente anda como loca con el producto, que sinceramente no es para tanto ni funciona tan bien como se pretende que lo haga. Por un lado tenemos la parte de copia de seguridad de tus compras en los iPad, iPhones e iPod. Eso, creo, está funcionando más que bien. Pero no os emocionéis: restaurar los cuarenta gigabytes desde la nube de mi iPad muy bien puede tardar un día entero o incluso más, tiempo durante el cual tu dispositivo es poco menos que inútil. Desde un MAC esa misma restauración suele durar un par de horas como mucho. También tienes que mirar lo que valen 50 GB de datos en iCloud.
Tu decides.
Podríamos añadir que si no te fías o corres el riesgo de que la parte del iTunes en tu MAC se corrompa, tienes la posibilidad no sólo de sacar a mano dicha copia y guardarla donde quieras, sino también la del Time Machine, que te permite no sólo tenerla guardad, sino recuperar versiones antiguas.
***
Vale. Eso no lo tiene SkyDrive. De momento, porque veremos qué hace Windows 8 con los perfiles compartidos. Si no pasa nada y si cumplen lo prometido, la parte tableta de este sistema operativo lo traerá con la misma transparencia que lo tiene iOS (con la ventaja de que también funcionará, en parte, para la versión escritorio, cosa que no ocurre con iCloud).
***
¿Conocéis algo que se llama Conexión de documentos de Microsoft? Seguro que no, pero es algo que trae, al menos, Office 2011 para MAC. Ese programa te permite entrar no sólo en SkyDrive, sino también en otros servidores de Sharepoint… Una vez configurado, sólo tenemos que abrirlo e ir navegando por sus distintas carpetas y haciendo doble clic en los documentos pertinentes para que se abran localmente y luego se guarden en la nube.

Sí, habéis leído bien: carpetas. Las que quieras y con el nivel de anidamiento que quieras. 
¿iCloud? Sólo un nivel, al mismo estilo que la lista de programas de las iCosas. A todas luces insuficiente para cualquier trabajo profesional, aunque suficiente para uso doméstico y anecdótico, que parece ser el destino del sistema operativo de Apple para los equipos de escritorio.
Otra de las pifias de iCloud consiste en que cada programa tiene su nube, con lo que eso de tener centralizado todo en un mismo lugar y no repetir cosas (por ejemplo, yo podría editar un mismo DOC en Word y Pages) se va por el garete.
¿Qué pasa con la nube particular cuando borras un mismo programa en todos tus equipos? ¿Se pierde? ¿Se queda en el limbo esperando la reinstalación y ocupando espacio que quizás nunca vuelvas a recuperar?
Lo dicho, una porquería de servicio. Muy cool, muy fashion de la muette pero sólo eso y nada más.

viernes, 27 de julio de 2012

MacBook Pro Retina. Primeras impresiones

Bueno, pues llevo ya unos días con mi flamante MacBook Pro Retina y ya puedo hablar con conocimiento de causa sobre él.

Las principal mejora que publicitan es la pantalla Retina. En principio la cosa no tiene truco: tenemos una resolución increíble con una nitidez idéntica a la del iPad e iPhone. También han cambiado algunas cosas en la pantalla de selección de resoluciones: hemos pasado de que nos muestren las físicas a enseñarnos cinco resoluciones sin indicar nada más que una relación de tamaños de texto y espacio. De las cinco, la central es la nativa del Pro. Luego tenemos dos a cada lado. 

Una cosa curiosa que al parecer no está presente en este tipo de panel es la resolución nativa del mismo. Si os fijáis, en las pantallas tradicionales hay una resolución de pantalla que se ve perfecta, mientras que en todas las demás el resultado queda como borroso. Pues bien, en una pantalla Retina eso no pasa y todas tienen la misma claridad y precisión, lo que quiere decir que podemos trabajar con la que más nos guste.

No obstante, tener una pantalla de este tipo genera algunas complicaciones: algunos programas se ven horribles. Una muestra la tenéis con el cliente oficial de Twitter, que si bien para muchos -incluido yo mismo- es más que suficiente, en el Pro he tenido que sustituirlo por Twitterrific porque no es que se vea mal, es que se ve completamente horroroso, completamente emborronado.

Esto nos da una idea de cuán chapuceramente está construido un programa. Si tienes un Pro de estos, y el programa muestra el texto perfecto pero los gráficos escalados, los programadores que lo han hecho son de primera. Si te encuentras con que los gráficos se ven diminutos (independientemente de cómo se muestre el texto), estás ante programadores de segunda. Y finalmente, si te ocurre como con el cliente de Twitter, a esa gente no la puedes llamar programador…

A ver, que nadie se me sulfure, lo de la calidad del programador va medio en broma, pero lo de la chapucería nacional no.

Retomando el tema del Twitter, primero probé Tweetbot, pero está en versión Alfa y encima consume entre el 1% y el 10% de tiempo del procesador, con lo que la batería del Pro dura muchísimo menos. 

Ahora estoy con Twitterrific, tanto en el iPad como en el Retina. Dice que se mantiene sincronizado entre clientes, pero de momento a mi no me está funcionando.

***

De todos modos, para aquellos acostumbrados a los paneles normales, no os podéis imaginar la calidad de la pantalla. Hay que verla para darse cuenta. Luego, cuando vuelves a un ordenador normal te das cuenta de lo mierdosas que son todas las demás pantallas, sobre todo las de los otros MAC, que pintan un texto bastante asqueroso.

La navegación Web, siempre que la hagas con Safari, también es exquisita en cuanto a calidad. Otros navegadores como Chrome no quedan a la altura del tema, y se ve todo como turbio, pero no tanto como con el cliente oficial de Twitter.

En mi caso, para minimizar este problema, tengo seleccionada la resolución mayor, que es casi idéntica a mi iMac de 27” pero en un tamaño de 15”. En algunos momentos sí que tengo que forzar la vista, pero son puntuales y con acercar un poco más la cabeza es más que suficiente.

De este modo la resolución de los gráficos queda casi idéntica a las 96 dpi estándar y no ves escalonado alguno, y el texto, aunque pequeño, también queda más que visible dada la calidad de la pantalla. Y si te queda demasiado diminuto, siempre puedes variar el zoom que la mayoría de editores de texto tienen.

***

Compré la versión más grande, el i7 a 2.6GHz con disco SSD de 512 GB. Pero lo hice con un descuento puntual y se me quedó casi al precio del modelo inferior, y con ese tamaño de disco y lo que yo hago no tendré problemas de almacenamiento ya que nunca he llegado a ocupar más de doscientos o trescientos gigas. Y no lo hice por el rendimiento, sino por el disco.

No obstante, la combinación de procesador y disco hacen que este equipo sea rápido. Lo repito: rápido. No hay ningún tipo de retardo en casi nada, todo es instantáneo. Desde cargar un vídeo hasta abrir el Word o el Pages, que se toman su tiempo con un disco duro mecánico. Un test rápido me dio unos 390 Mb/s de escritura y 450 MB/s de lectura. Sin ser el rendimiento de Cruzier M4 del iMac, tampoco está mal.

Eso sí, como hagas algo más aparte de navegar o de mirar el correo el ordenador se calienta. Poco pero se calienta, y si haces más cosas más se calentará, hasta el punto de que tendrás que quitártelo de las piernas.

***

Pesa muy poco más de los dos kilos, y la verdad es que no se hace muy pesado si no se calienta. De hecho lo he estado usando en el sofá con él sobre el pecho para leer un PDF y sostenido entre las rodillas y el pecho, tumbado, para escribir algo. Evidentemente es más pesado que el Air, pero tampoco es tanta la diferencia y, si sumamos el mayor tamaño de pantalla y su calidad, al Air le voy a dar pase de venta dentro de poco. (Por cierto, ¿Le interesa a alguien un Air del 2011 de 13”?).

Una cosa que no me ha gustado es que parece menos robusto que las versiones no Retina. Al cogerlo con una mano cruje un poquito y te da algo de yuyu. Se ve que al ser más fino cuenta con menores refuerzos internos. Y otra cosa: no lo sujetéis con una sola mano desde el lateral y hagáis presión sobre la zona de los altavoces…

***

El sonido es acojonante, que es otra de las características de su venta. Pantalla, disco y sonido. Os puedo asegurar que se oye incluso mejor que un iMac, que debe tener altavoces, si no de más calidad, sí algo más grandes.

***

Y finalmente está el tema de la batería. Se carga en unas dos horas y se descarga más que adecuadamente para durar lo prometido o incluso más. De hecho, pese a haber estándole metiendo el León Montañés, y luego todas las actualizaciones pertinentes, sólo he tenido que recargarlo una vez.

Y bueno, que sepáis que esta entrada ha sido escrita desde el susodicho equipo. :-)

domingo, 15 de julio de 2012

Haz lo que digo pero no lo que hago (de la App Store va la cosa)

No sé si conocéis qué es Scrivener. Por si acaso no, es una herramienta para escribir libros, cuentos, ensayos, guiones y otros temas literarios. Lo cierto es que es bastante buena en su cometido. El concepto se aleja bastante de un procesador de textos tradicional, porque da igual importancia a escribir tu texto como a mantener otras estructuras que un escritor necesita. Lo único mejorable para un usuario que escriba en castellano es que carece de soporte de diccionario y sinónimos en este idioma ya que se basa en el motor interno del OS X para realizar dichos menesteres, y dicho sistema es un poco pobre en cuanto a eso. Por lo demás, impecable.

Pues bien, hace como dos semanas anunciaron una actualización importante al programa. Y digo importante porque se trataba mayormente de una corrección de bugs. No obstante, entre la versión 2.2 y la 2.3 del citado programa, Apple hizo una serie de cambios a la App Store, mayormente la obligación de que todas las aplicaciones cumplieran con el sandboxing

Según la propia política de Apple, sólo las nuevas aplicaciones deberían cumplir esta regla, no obstante Scrivener fue rechazada por no implementarlo pese a ser únicamente una actualización bugs.

Pero el problema real no es ese, el problema real es otro. 

Parece ser que ninguna aplicación de Apple (léase Pages, iPhoto, etc.) cumple con las reglas del sandoxing. Por lo tanto se trata más de una repetición del ordeno y mando dictatorial al que nos tienen acostumbrados, con el añadido de que, según la gente de Scrivener, existen serios bugs en el sandboxing que todavía no están solucionados ni en Lion ni en Mountain Lion, por lo que absolutamente todos los procesadores de textos fallarán estrepitosamente según qué elementos de edición del sistema uses. Y quizás sea ese el motivo por el cual la propia Apple no transforma su Pages…

Al final, dadas las rigideces artificialmente impuestas por la compañía de la manzana, vamos a tener una serie de aplicaciones que si las hemos comprado de la App Store o bien no van a estar actualizadas o bien van a fallar… por culpa de Apple.

Es una situación bastante insostenible que se niegan a solucionar y, para más inri, una aplicación convenientemente preparada, podrá saltarse el sandoboxing como si no existiera dado los problemas de seguridad que tiene.

Un 0 para Apple, y a ver si se pone las pilas.

sábado, 14 de julio de 2012

Ahora sí, ahora no. Vivan las cerificaciones

Somos imbéciles. O al menos eso es lo que Apple piensa de nosotros. Os cuento una historia sobre certificaciones.

Todos (o la mayoría, no sé) de los equipos de Apple traen varias certificaciones. Una de ellas es la EPEAT, que parece ser que si se la dan a un equipo, aparte de ecológico, es de montaje y desmontaje fácil (o algo similar). He de reconocer que tampoco he mirado exactamente qué es EPEAT, pero para la tesis que quiero defender no hace falta. Simplemente es una pegatina más que puedes poner en la caja y en las características del equipo, y que se supone, como el valor en la mili, cumple una serie de requisitos más o menos estrictos.

Yo recuerdo haber pasado algunas de inmunidad electromagnética con serias dificultades, sobre todo cuando ves cómo le aplican nosecuantosmil voltios a tu cacharrín y ves cómo se cae y luego se levanta. También he pasado algunas especiales para poder ser homologadas y cumplir ciertas legislaciones locales. Estas han sido más fáciles, porque simplemente comprueban que tu equipo cumple con los mínimos exigidos por la ley.

Por lo tanto sé de lo que hablo. Y quizás algún día cuente una anécdota -si se le puede llamar así- de algo que me pasó tiempo ha y que casi hace que le prendiera fuego al laboratorio que las hizo.

Pues bien, hace unos días Apple dijo que sus equipos ya no tenían la certificación EPEAT. La gente empezó a quejarse, y días después Apple dijo que sí, que la volvían a tener.

¿Cómo puede ser eso? A ver, la tienen o no la tienen. Ojalá fuera tan fácil eso de ponerse y quitarse pegatinas. 

De hecho, ahora ya también la tiene el MacBook Pro Retina, que según dicen los expertos es de lo menos ecológico y difícil de montar/desmontar que hay actualmente en el mercado.

De todo esto yo me quedo con la idea de que un poco imbéciles si que debemos ser, por creernos a pies juntillas lo que nos dicen, como si fuera tan fácil poner o quitar una certificación, y todavía más imbéciles por tragarnos que el Pro Retina cumple la EPEAT. Vamos, que poderoso es don dinero, y tonto el pueblo entero.

martes, 10 de julio de 2012

De "Unseen Academicals" a "El Atlético Invisible"

[Nota: esto sale en dos de mis blogs, este y este].
Seguro que Terry estará revolviéndose en su tumba… Espera, espera, que todavía sigue vivo. Bueno, entonces lo que estará es llamándonos tontos del culo o algo así. A nosotros no, al traductor y a la editorial que acaba de publicar uno de sus libros: “Unseen Academicals”
No vamos a entrar en detalles sobre el precio, que directamente es un robo a mano armada en su edición electrónica (doce euros y pico) y casi, casi, lo mismo para la de papel (sobre dieciocho). De eso ya he hablado suficiente en otros momentos y lugares, y ya sabemos cómo tratan las editoriales a sus clientes, que prefieren el beneficio rápido aunque eso las condene al fracaso y al cierre a largo plazo a una sostenibilidad más razonable.
***
Del libro lleva más de un año circulando una traducción no autorizada realizada por la comunidad. He de reconocer que sólo lo empecé a leer, pero me pareció justa y correcta. Y esto significa otro capón para las editoriales: como no lo hagan ellas, siempre habrá quien gane. 
Si sumamos la traducción no oficial, y el precio del ebook… pocos van a vender, lo que se sumará a la continuada queja editorial sobre la piratería sin darse cuenta que son ellos mismos los que la están fomentando. Bueno, sin darse cuenta no, más bien prevaricando y retorciendo la realidad y estirando de los hilos de los favores debidos…
***
Pero no quería hablar de eso. De lo que quiero hablar es de la traducción del título, que me parece no pésima, sino más que horrible, y encima por muchas razones.
A ver, Unseen Academicals, que es el original, tiene traducción directa al castellano: Los Académicos Invisibles. ¿Tiene algo de malo este título? Parece ser que sí, pero yo no se lo veo. En fin.
Bueno, pero es que resulta que el título sí que tiene trampa. Los Académicos, que realmente son magos en el universo de Pratchett, viven en un recinto que se llama Unseen Academy, que de nuevo traducido al castellano es La Academia Invisible. Pero según el argumento de la novela, resulta que nunca se los ha visto jugar al fútbol desde hace muchos años. 
Por lo tanto lo de unseen tiene doble sentido, por lo que podríamos interpretar lo de Unseen Academicals como “Los académicos nunca vistos… jugando al fútbol”. Y es que Pratchett es mucho Pratchett, y todas sus novelas suelen tener más de una lectura.
¿Pero de ahí a El atlético invisible? Simplemente hay que joderse, y mucho. 
Quiero creer que la traducción no acompañe al título, porque si no la hemos jodido a base de bien. Espero que Gabriel Dols Gallardo haya hecho bien su trabajo, aunque el título hace que empiece a dudarlo.
Pero ¿qué pasa si eres del Barcelona (por poner un ejemplo)? Eso de “atlético” no te va a caer muy bien que digamos…
Lo dicho, un dechado al buen hacer… Hay que joderse…

domingo, 8 de julio de 2012

Instalando un segundo disco a un iMac mid 2011 (III). Software

La segunda parte de esta entrada está aquí.
Bueno, si todo os ha ido bien, el MAC arrancará como siempre, pero ahora tendrá un disco más que tendréis que inicializar. En mi caso, sin contar nada externo al MAC, ahora tengo dos discos duros, uno SSD de 256GB y otro mecánico de 1TB, cada uno de ellos conectado a su propio puerto SATA III. El mecánico es el que viene de serie con el iMAC, el SSD es un Cruzier M4 (El de 2TB es el FireWire 800 que ahora uso de Time Machine):

Mi primera idea fue restaurar la partición completa que tenía en el mecánico sobre el SSD. Pese a haber sido copiada sin problemas desde la partición de recuperación del iMac, y tras reiniciar el disco mecánico, dos cosas empezaron a ir mal:
Perdí la partición de recuperación que estaba en el de 1TB, y mi cuenta de usuario perdió algún tipo de token de seguridad y se fueron al garete la mitad de las activaciones de programas y la otra mitad dejó de funcionar bien, dando extraños errores. Por lo que tuve que restaurar de nuevo sobre el mecánico, desactivar algunos programas que llevaban activaciones, y luego realizar una instalación en limpio sobre el SSD, dejando el mecánico como disco para datos. 
En el SSD tengo el sistema operativo con todo, incluso un par de máquinas virtuales. En el otro todo lo que me voy descargando de internet, otras máquinas virtuales y el código fuente, que tengo duplicado online mediante SkyDrive. Tengo ambos discos ocupados en un 50% aproximadamente.
***
Realicé una serie de pruebas de rendimiento sobre el Cruzier. Yo no sé dónde se sacan las tasas de escritura, pero las de lectura sí que acompañan. Recién instalado, con el sistema operativo en el disco mecánico, me dio unas tasas de 200MB/s de escritura y unos 600MB/s de lectura. Sí, 600. Ahí queda eso.
Justo ahora, con todo el sistema operativo instalado, el rendimiento del disco es el indicado:

La escritura ha tenido picos de 300, y la lectura de 600. Como dijo aquél, ahora vas y lo kaskas.
***
¿En qué se traduce eso? 
Pues en 8 segundos de tiempo de arranque desde que aparece la pantalla blanca hasta que tienes el escritorio funcionando. Antes con el mecánico tardaba unos cuarenta segundos a aparecer el escritorio, y luego el disco se tiraba sus buenos cinco minutos rascando como loco. También era habitual que me apareciera la roseta multicolor de la muerte con bastante frecuencia. Básicamente siempre que tenía que hacer alguna tarea intensiva de disco y a veces hasta redimensionando ventanas.
Ahora, lanzar programas como Pages, Word, Excel o el propio iTunes son operaciones instantáneas. Y la rosa multicolor sólo la veo cuando accedo al disco mecánico y está detenido, porque si todavía no se ha parado tampoco tengo esos autismos a la hora de escribir en disco.
Incluso la máquina virtual Windows que tengo se levanta en un par de segundos, y los programas se lanzan de forma instantánea. Más que en PC (también con discos SSD pero mucho más antiguos y más lentos). Las que están en el disco mecánico van algo más lentas, pero no mucho más.
Digamos que tener un disco para el sistema operativo y otro para los datos es lo que realmente necesita OS X para disparar el rendimiento de todo.
***
TRIM o no TRIM
La pregunta del millón. ¿He parcheado para activar el TRIM? Pues no. Os cuento.
Los discos SSD son memorias tipo flash como las SD y los USB, lo único que sensiblemente más rápidas. Este tipo de chips funcionan de forma completamente diferente a los discos tradicionales. Digamos que se presentan como una serie de sectores lineales como los discos, pero debajo hay otra cosa: chips de memoria estática.
Estos chips tienen tres comandos: lectura, escritura y borrado. Y una regla: antes de escribir hay que borrar. O escribir sobre borrado. 
Cuando el sistema operativo lee de disco, el driver del SSD traduce la orden de lectura ATA a la de lectura del chip o chips afectados. La lectura se realiza y no pasa nada.
Cuando el sistema operativo escribe en un archivo, el driver SSD traduce la orden de escritura ATA a una del chip. Si el chip está borrado, se escribe y no pasa nada. Si el chip no está borrado, primero se emite un comando de borrar y luego de escribir. Cosa curiosa el borrado es sensiblemente más lento que la escritura. Digamos que borrar es “peinar” las celdillas, dejándolas en punta. Cuando escribes, agachas las celdillas pertinentes y punto.
Cuando el sistema operativo borra un archivo, realmente no lo borra, sino que lo marca, dentro de la tabla de índice, como borrado. Por lo tanto, el contenido del fichero no se borra, tanto en un disco magnético como en uno SSD. Cuando se sobreescribe un sector de un fichero borrado (pero que no está borrado en sí), en un disco mecánico la cabeza pasa y reescribe sin problemas. En uno SSD no. En uno SSD hay que, primero borrar las celdillas y luego escribir. 
Para que os hagáis una idea: una operación de escritura sobre unas celdas no borradas puede pasar de una tasa de 250MB/s a 10 ó 20MB/s, como cuatro veces más lenta que en un disco mecánico.
Conforme vamos usando un disco SSD, vamos creando y borrando ficheros. Lo hacemos nosotros y lo hace el sistema operativo, y el driver del disco, que no es tonto, va usando partes borradas para escribir, hasta que ya no quedan de esas y entonces se utilizan las que están todavía sin borrar. Y viene la caída de rendimiento. Os aseguro que yo lo he experimentado con el PC y es enorme. De diez a uno, o más.
¿Cómo se soluciona eso? TRIM. Cuando un MAC (o un Windows o las últimas versiones de Linux) marca un archivo como borrado, mira qué sectores ocupaba y envía un comando TRIM para cada una de esas celdillas. Luego, el disco, cuando tiene tiempo libre, va ejecutando el comando de borrar sobre dichas celdas. Y cuando se vaya a escribir de nuevo, éstas ya están peinadas y nos ahorramos el comando de borrado y por tanto la caída de rendimiento.
Aquí hay un handicap, y es que si el disco no tiene tiempos idle no va a borrar nada, por lo tanto los discos SSD no suelen valer para los servidores. Con los mecánicos pasa lo mismo, que al tener una tasa de uso intensiva, la parte que calcula cómo evitar la fragmentación no tiene tiempo de actuar y el disco se fragmenta que da gusto, pero la caída de rendimiento de un disco mecánico fragmentado no es tanta como la de uno SSD sin celdas vacías.
***
¿Qué pasa con mi Cruzier M4? Pues que según el fabricante tiene una cosa que se llama recolector de basura, que es una variante al TRIM pero sin TRIM, y que en concreto para los MAC, dicen, no es necesario activar el TRIM porque ellos ya lo hacen de forma automática con su recolector, y que de hecho, activar ambos es contraproducente. Ignoro si es cierto o no, pero en mi caso, y de momento (y sin activar el TRIM) todavía no he experimentado ninguna caída de rendimiento.
Parece ser que todos los Cruzier M4 llevan este sistema, y que si el tuyo no, actualiza a la última versión del firmware y lo tendrás.
***
Desfragmentar, recuperar datos borrados
Los discos SSD no necesitan desfragmentarse (cierto es que, salvo excepciones, los mecánicos tampoco). Iba a decir que no se fragmentan, pero sí que lo hacen, en la misma medida que uno mecánico. La diferencia está en que dicha fragmentación no afecta para nada al rendimiento. 
Un disco SSD es una serie de chips uno al lado del otro, y el tiempo de acceso es prácticamente idéntico. Salvo en una lectura/escritura en modo ráfaga, bastante poco común salvo que estemos copiando ficheros grandes, el rendimiento es prácticamente el mismo ya que el tiempo de acceso a cualquier parte a partir de otra diferente es prácticamente el mismo.
Cuando un disco SSD se rompe los datos no se pierden. Se queda en modo lectura y punto. Al no tener partes mecánicas no hay nada que se pueda romper físicamente. Está claro que si una celda se rompe está rota, o que si sufre una sobretensión se puede ir todo al garete, pero no es lo habitual. Cuando un SSD empieza a tener problemas serios de escritura el firmware impide más escrituras, pero todavía se puede usar como dispositivo de solo lectura, aunque mi consejo es que copies los datos lo más rápido posible.
Finalmente, cuando un fichero ha sido borrado (y el TRIM o el recolector ha hecho su trabajo), olvídate de recuperar nada. Si formateas, formateado has. No hay vuelta atrás. Las celdas se han borrado y no queda rastro, no al menos desde el punto de vista de la calle. Supongo que los gobiernos y otras entidades tendrán sistemas para cortar los chips y fotografiarlos y encontrar las celdillas residuales no borradas, o restos de electrones atascados aquí o allí, pero a efectos prácticos olvídate de recuperar tus datos por cualquier medio. Así que afila tus copias de seguridad. 

Instalando un segundo disco a un iMac mid 2011 (II). Operación

La primera parte de esta entrada está aquí
Bueno, al final me ha llegado el kit de montaje del segundo disco, con un puto recargo de treinta euros de aduanas por una caja de herramientas y un cable. Un poco cabrones sí que son, la verdad. En fin.
Bueno, no voy a contar mucho aquí. He seguido los pasos descritos por la gente de iFixit, y de hecho el desmontaje y montaje son bastante sencillos excepto una serie de cosas importantes que han omitido.
En primer lugar la pantalla del iMac sale con muchísima facilidad ya que va sujeta con imanes. Lo que si que hay que tener es mucho cuidado con ella porque es un simple plástico. Nada de cristal, así que ciudadín con los rayones y los golpes.
Una cosa que no comentan y que es muy importante es lo que creo que es la tarjeta WiFi, que está por el centro de todo. Ved la foto.

Si una vez que has soltado la CPU empiezas a moverla para acá y para allá lo más fácil es que se os suelten los tres cablecillos que van a malas penas enganchados en la placa. Para quitarla sólo hay que soltar el tornillo de la izquierda de la parte de abajo.
Ojo con los tornillos que sujetan la CPU, que no son todos iguales aunque lo parezcan. De los que tienen cuerpo sin roscar, hay dos alturas. Anota bien quién es quién.  
***
Levantar la CPU para colocar el conector SATA es fácil. Lo que es un poco laborioso es volver a meter la placa base bien. Y ojo, mucho cuidado que hay que encajarla en su sitio. Cuesta un poco pero al final se consigue. También hay que tener cuidado con los cables que has soltado, que en un tres y no res se meten por debajo y tienes que andar metiendo puntas o pinzas para recuperarlos.
***
Os hará falta una linterna. No es imprescindible pero ayuda un montón a la hora de mirar cuando no tengas claro qué hay debajo o cómo encajan las cosas. Tampoco estaría de más que os agenciárais unas pinzas. Por si se os escapa algún cable.
Por lo demás es proceso es completamente transparente, y al encender el MAC este pita si te ha olvidado meter de nuevo la RAM, que es lo que me ha pasado a mi. Menudo susto, oye, hasta que he visto en un rincón de la mesa los cuatro módulos de memoria… 
***
Y nada más que decir. Luego os cuento cómo va el software y qué hay que hacer para instalarlo: básicamente nada. 

domingo, 1 de julio de 2012

De Kindle a Boox i62HD (Review y cómo automatizar tareas)

El RFOG se ha cambiado de bando, o al menos eso parece. No es que sea un chaquetero, sino que simplemente se ha cansado de sus Kindles. La jugada todavía no ha terminado, porque le queda un cacharrín por vender. Os cuento.

En su haber, y a fecha de hoy, tiene un Kindle 2 USA y otro DX (no recuerda si USA o Internacional) prestado a una de sus hermanas. Luego tiene otro Kindle 2 Internacional que obra en las manos de la otra. Eso son préstamos en usufructo, lo que viene a decir que son propiedad de sus hermanas y que, salvo que se cansen o se les rompa, no los volverá a ver.

También poseía un Kindle Touch WiFi, que ahora es propiedad de su novia. El Kindle 4 que le regaló a ella lo tiene, en préstamo, la madre de RFOG. Queda un Kindle 3 de su novia que de momento duerme el sueño de los justos pero que seguro será vendido próximamente.

También ha vendido su Nook de primera generación (el de la pantallita), su Kindle 3 con funda de luz, y su Kindle DXG. Tiene apalabrado su Boox 6, que anda un poco corto de batería, y su PocketBook 903 Pro, que todavía sigue en venta. 

Para el que le interese, su precio es de 250 euros portes incluidos a la península. Se ha interesado bastante gente en él, pero nadie se decide. Y de momento el precio no es negociable. 

***

Como veis, prácticamente se ha deshecho de su flota de lectores de e-books que no tiene prestados. El principal motivo de la venta es muy sencillo: hay que darles mantenimiento mensual si no quieres que se les rompa la batería, y hay que irlos actualizando. Si no los usas, claro, que lo que le ocurre a él.

Se queda con un Transformer Prime con teclado en castellano, un iPad 3 (más un iPad 1 que está usando su novia), y su nueva joya de la corona: un Boox i62HD. 

***

El Boox. 

Es un aparato de última generación con pantalla HD, lo que quiere decir que en lugar de 800x600 píxeles de resolución tiene 1024x768, lo que se nota bastante. Claro, no es un iPad 3, pero sí que pinta mucho mejor el texto y te permite tener una fuente algo más pequeña sin pixelar.

Como es habitual últimamente, tiene pantalla táctil por infrarrojos y WiFi. Aparte de eso soporta la mayoría de formatos, cosa que a fecha de hoy ya no es tan importante ya que tenemos el Calibre para realizar las conversiones de forma automática.

Si queréis leer en detalle sobre el cacharro, podéis echar un vistazo a esta que ha hecho el amigo Aprendedor, que fue el valiente que pidió la primera unidad, al menos en la familia de Lectores Electrónicos. 

Yo tengo poco más que añadir a la misma. Bueno, sí, alguna cosilla. 

Para empezar, el firmware cumple con lo prometido, justito pero lo cumple. Lo más destacable del mismo es que puedes elegir qué programa quieres para visualizar los diferentes formatos. Tiene el PDFViewer para PDF y ePub, que es el visor con DRM de Adobe y que, según opinión generalizada de todo el mundo, es una mierda pinchada en un palo. FBReader y CoolReader son los otros dos visores.

Tengo que decir que mi gran favorito, CoolReader, me está desilusionando por los problemas que tiene, que ignoro si serán de Boox o del propio CoolReader. Pese a poder configurarlo externamente (aquí lo explico), sigue haciendo mal el silabeo, y el renderizado del texto es bastante malo. La única ventaja que le veo es la doble columna en apaisado, que se puede activar manualmente editando el fichero de configuración que está en el disco del lector. Por esos motivos, tiene a FBReader como visor principal.

También he intentado compilar el SDK y los programas que vienen de ejemplo, y como es habitual con la mierda de Linux, no he podido porque faltan paquetes y hay bugs que no solucionan ni así los maten…

La duración de la batería, o bien es exquisita, o bien el medidor no funciona. Una de dos, porque con cuatro rayas lo recibí y con cuatro rayas sigue al cabo de casi una semana de leer todos los días.

***

Una de las poquísimas cosas que echo a faltar es la facilidad que tenía el Kindle de enviar libros de forma automática sin tener que conectarlo al ordenador. Con enviar el fichero por correo electrónico era suficiente.

En el Boox (y ya de paso en cualquier otro) eso no es posible, por lo que o bien lo conectas a un PC, o bien te inventas algo. 

Enchufarlo a un MAC tiene un pequeño problema, y es que el desmontaje de la unidad no se realiza de forma satisfactoria y, aparte del aviso del propio ordenador, el Boox se queda un poco pillado hasta que lo reinicias.

Una forma de evitar este problema es tener todos los libros en una microSD. Como no lee metadatos, puedes tener los libros que quieras sin que el aparato se ralentice. 

Luego duplicas esa carpeta en el ordenador, o más bien creas una carpeta en tu ordenador con los libros que quieras que vayan en la SD del Boox (o de cualquier otro que tenga soporte para tarjeta externa). Cada vez que quieras añadir o quitar algo, lo haces sobre dicha carpeta.

Y luego te agencias algún programa de sincronización. En Windows tienes el Microsoft SyncToy, que es gratuito y funciona muy bien. En MAC todos los gratuitos que he probado adolecen de algún problema. No obstante, en un Bundle de esos que a veces te venden diez programas por el precio de uno, obtuve el FolderSynchronizer que funciona muy bien y es muy sencillo de manejar.

Ya sólo queda configurar el tema para que la SD quede como elemento de copia de seguridad de tu carpeta local y, cada vez que añadas o quites libros, sácala del lector, insértala en el ordenador y sincroniza.

Claro está, también puedes hacer eso enchufando el lector al ordenador.