sábado, 28 de agosto de 2010

Segundas impresiones de mi Kindle 3

Bueno, tras haber estado varias horas leyendo con el cacharrín, comentaros algunas cosas que no me gustan de él.

Pese a todo y todos, la experiencia de lectura es completamente diferente a la de cualquier otro aparato de este tipo. El contraste es excelente, y la claridad de las fuentes increíble. Y, por fin, podemos elegir entre diferentes tipos, aunque limitados a tres.

Supongo que dentro de unos meses/años sacarán una pantalla de tinta-e con mejores prestaciones y claridad, pero hasta que eso ocurra, la del Kindle gana por goleada.

El paso de página, que en la entrada anterior denosté un poco, en cuanto te acostumbras a él queda inmejorable y no retrasa la lectura, cosa que sí hacía el Kindle 2 y otros porque tardaban diferente tiempo a pasar según qué página, lo que a veces hacía que te perdieras un poco. En este caso, tanto el tiempo como el efecto visual son idénticos en todas las páginas, por lo que una vez acostumbrados ni lo notaremos.

Hay alguna que otra desventaja más. La más importante son los botones laterales de pasar página. Si bien es cierto que hacen menos ruido (si los aprietas por el centro, a la altura de la serigrafía) y funcionan más suave, también lo es que apretarlos sin querer es trivial. De hecho, mientras estaba leyendo en la cama, el hecho de cambiar mínimamente de postura hacía que los apretara sin querer. O al dejarlo y cogerlo, o por un simple tic de los dedos… En eso suspende.

Otro suspenso, o podríamos decir que aprobado por los pelos, es la funda con luz. Está bien que tome la energía del propio Kindle. También está bien el modo retráctil de la lámpara, pero la iluminación no está bien del todo, ya que la parte inferior izquierda sólo queda alumbrada lo justo para poder leer, pero sólo lo justo, lo que hace que estés todo el tiempo moviendo inconscientemente el Kindle para obtener mejor ángulo de visión.

Ya sé que leer con la típica lamparita de pilas es un poco inconveniente, y que iluminan de forma desigual, pero con otras lámparas con ajuste, siempre puedes centrar el punto de máxima iluminación en el centro de la pantalla, con lo que la difuminación lumínica no se nos va por los cerros de Úbeda, cosa que sí que pasa con esta funda ya que el punto de mayor concentración es la esquina superior derecha en detrimento de la opuesta.

De hecho, de leer en mi patio a la fresca (es un decir, porque hasta por la noche hacía un calor infernal) con la lamparita, pasé al dormitorio y al final tuve que apagar la de la funda y encenderme mi flexo de toda la vida…

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Respecto a mi odisea con la carga, estoy llegando a la conclusión de que el cargador que he recibido está defectuoso, aunque es demasiado pronto para confirmarlo. Ayer me dejaba tonto el Kindle cuando lo ponía a cargar, por lo que esta mañana, a modo de prueba, lo he puesto a cargar con uno de mis Kindle 2 y ha funcionado al pelo. El aparato no se ha recalentado, aunque el cargador sí, y cuando se ha cargado la luz ha pasado a verde y al soltarla del mismo se ha apagado. Así que, de momento, descartaré el cargador original hasta que, en mi nuevo laboratorio que estrenaré la semana que viene si no pasa nada, pruebe a ver cómo funciona.

Y si hablábamos mal del iPad y su extraordinario consumo en la carga, no podemos hablar bien del Kindle 3, ya que excede en 350 mA el límite de corriente del estándar USB. Es decir, la carga del aparato requiere 850 mA, casi lo mismo que el iPad. Por lo tanto, enchufado en mi PC y en el HUB USB que tengo, no carga (igual que el iPad) y por lo tanto necesito hacerlo con un cargador de pared, pero uno que cumpla los requisitos.

Si habéis comprado la versión europea y no habéis aprovechado la oferta del cargador por 5$ más, es necesario que compréis al menos uno con 1 Amperio de corriente de carga. De este modo evitareis que se recaliente mucho.

viernes, 27 de agosto de 2010

Primeras impresiones de mi Kindle 3

Bueno, mientras se termina de cargar, si lo hace (al final os contaré por qué digo esto), voy a resumir lo que ya he puesto en Lectores Electrónicos, pero de forma algo más coherente (no mucho más, no os entusiasméis. J ). Lo siento, tampoco hay fotos porque la cámara está rota, y no tengo ganas de ir a comprarme otra… Ya lo haré cuando tenga ganas.

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Primero la funda. Cuando abres la caja de la misma, estirando del abre fácil te llevas un impacto muy grande… ¡Es tan pequeña! Sí, efectivamente, es diminuta, lo que nos da una idea del tamaño del Kindle, que por necesidad ha de ser menor…

La funda es la versión con luz, que asoma por un lateral. Coges con la mano la esquina superior derecha y estiras. Se abre un brazo de plástico que se curva hacia adelante en último término. No sé cómo ilumina, pero con luz normal y rodeando el aparato con las manos para oscurecer la zona parece ser que va a ser suficiente.

Por otro lado, es similar a la estándar del Kindle 2: de símil piel por fuera, con una borrilla pelosa por dentro. El cierre es de los de la antigua usanza, una gomilla que cierra alrededor de la funda, gomilla que queda protegida por un hundimiento ranurado en la propia funda, supongo que para evitar enganches.

Pero la funda tiene el mismo problema que las del Kindle 2: sólo sujeta el aparato por la zona de la bisagra, dejando éste libre por el otro lado, con lo que corre el riesgo de partirse por los enganches. Esperemos que el poco peso del Kindle impida su rotura.

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Aspecto físico. La caja del Kindle 3 resulta un tanto curiosa, porque en uno de los lados pone “Certified Frustration-Free Packaging”, lo que traducido de la lengua de Shakespeare significa que la caja está certificada ante zarpas e impacientes, y que no va a ser difícil sacar el Kindle de ella. Y así es. Rompemos un abre fácil y allí está nuestro cacharro.

De nuevo, la primera impresión es ¡qué pequeño que es! Minimalista. Viene completamente envuelto en plástico transparente adhesivo por estática, y debajo trae un cartonajo con las instrucciones, y más abajo todavía otra cajilla con el cable y el cargador. Si habéis pedido la versión europea no vendrá el cargador, pero en la USA sí. Por otro lado, ambos aparatos son idénticos, y yo tengo la americana porque cuando lo pedí (apenas unas horas desde la posibilidad de hacerlo), no existía la opción de pedirlo de otra forma.

Ha desaparecido la fila de los números, que ahora está integrada en la fila de arriba de las letras (como en el DX) y en la pantalla de símbolos. Las teclas resaltan más, pero están más juntas, y el joystick ha sido cambiado por botones normales y corrientes. Ahora los botones de encendido y volumen están abajo, lo que creo que, junto a la desaparición del joystick, es un paso hacia atrás.

Recién salido de la caja, en la pantalla aparecen las instrucciones: enchúfame y enciéndeme. Dicho y hecho. Arranca y se carga el manual de usuario, en inglés.

El LED de carga es más gordo y se ve mejor, el cable y el cargador son los mismos que los de la versión anterior.

Los que tenemos zarpas en lugar de manos (teta que no cubre mano no es teta sino ubre, en mi caso, ubrísima), tenemos una ventaja: los botones de pasar página están tan al borde que lo podemos coger con una sola mano y apretarlos rotando el dedo. Pero también tenemos un inconveniente: los botones de pasar página están tan al borde que si lo cogemos con una sola mano podemos apretarlos accidentalmente si por descuido rotamos los dedos.

Digamos que apretar los botones queda como experiencia de usuario justita. Vamos, que si estás acostumbrado a una Blackberry (como me han mostrado en Lectores Electrónicos) te sentirás cómodo con ella. Otra son los que como yo tengan morcillas en lugar de dedos…

El visor de ficheros. Estoy dejando lo mejor para lo último, así que paciencia. El visor de ficheros es idéntico al del Kindle 2. Tiene las mismas cosas, como las colecciones y demás. Las opciones son las mismas con el añadido de poder dar de alta WiFis (por cierto, cogió la mía sin problema alguno).

Funciona igual de rápido (o lento) que en el Kindle 2. Aquí no hay diferencia apreciable en la funcionalidad. Es lógico, ya que si no me equivoco, el procesador es el mismo en ambos aparatos, y a la misma velocidad.

Trae los mismos salvapantallas (o al menos no he visto ninguno nuevo), y prácticamente es idéntico en todo.

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El navegador WEB y el WiFi. Hay dos versiones, una que viene sólo con WiFi y otra con WiFi y 3G. La diferencia de precio es de 50 dólares. Yo tengo la última. Por mor de simplicidad para el usuario de a pie, el funcionamiento es conjunto. Es decir, cuando enciendes la conexión, primero lo intente por WiFi y si no puede, por 3G. No se puede, por ejemplo, apagar el 3G y dejar el otro, o viceversa.

En principio no lo veo mal, pero imaginaros que me envío algo y que por cualquier motivo se interrumpe la comunicación por WiFi. El aparato hará uso del roaming y se lo bajará por 3G. En determinadas circunstancias eso supone un cargo de 4.99 dólares o de 0,99 por mega transferido, que son las tasas que Amazon cobra cuando te envías cosas a ti mismo.

De lo de arriba se deduce que Amazon no cobra nada cuando las cosas se transfieren por WiFi, lo que es razonable y justo, ya que el pago de ese dinero es por el roaming. Lo he comprobado y efectivamente no cobran nada.

El navegador está genial para ser de tinta-e. He entrado en Gmail, en Lectores Electrónicos, y funciona aceptablemente bien. Genial para Instapaper que, junto al modo artículo queda genial para leer cosas enviadas a dicho servicio. Comprobado. J

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Lo que todos estabais esperando. El visor de libros es, también, el mismo. O casi. El paso de página parece ser algo más rápido, pero no me gusta cómo lo hace (todo será acostumbrarse). La pantalla se funde en negro en una especie de negativo, y entonces cambian los pixeles que deben hacerlo. Luego vuelve a normal y la página ha pasado.

No obstante, ya os diré cuándo, si puedo, me ponga a leer… porque parece que no termina de cargarse nunca…

El fondo es algo menos gris que el del Kindle 2, pero… ¡ah, amigo! El contraste es genial. ¿Qué digo? Inmejorable. Inigualable. Las fuentes tienen un negror increíble, y el contorno está perfectísimamente delimitado.

Si hijo, sí. Vale la pena el cambio. Es increíble, fuera de toda comparación con cualquier otra pantalla de este tipo. Aparte, trae tres tipos de letra: la normal, otra un poco más estrecha (parecida a una Arial pero más redondeada), y una más sin serifas (o rabito), todavía si cabe más nítida y clara que la normal. También añaden la posibilidad del interlineado, entre tres opciones. La más junta queda como a un 90%, que es como me mola.

Y todo lo demás es como en el Kindle 2. No obstante, sigo diciendo que vale la pena cambiar… y de hecho, si sale un DX WiFi es muy posible que también lo compre para dejar un poco más de lado el iPad…

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Mi problema con la carga. Bueno, pues ha variado un poco desde que estoy escribiendo esto, lo que me da cierta esperanza en no tener que devolver el aparato… Os comento.

Lo primero que he hecho ha sido, tal y como dicen las instrucciones, ponerlo a cargar… lo que ha puesto al Kindle y al cargador bastante calentito, casi al límite de decidir apagarlo… Así ha estado unas tres horas, el LED en rojo y tan caliente que lo he puesto sobre una mesa aislado y elevado. Y me he puesto el extintor al lado, por si acaso.

Así ha estado unas tres horas, hasta que he expuesto el problema en Mobileread. La respuesta de uno de los contertulios me ha dado la pista necesaria: cuando una batería se calienta demasiado deja de cargarse por seguridad. Lo he soltado del cargador y el LED naranja seguía sin apagarse, por lo que efectivamente algo se había quedado pillado en las tripas del Kindle. Tras reiniciarlo por menú, lo he vuelto a poner a cargar. Y no se ha calentado, de hecho, mientras escribía estos últimos párrafos, el LED se ha puesto en verde…

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Bueno, antes de que me tumbe a la bartola a leer (The God Delusion, para los curiosones), comentaros que si tenéis preguntas específicas sobre el Kindle 3 os deis una vuelta por el foro de Amazon en Lectores Electrónicos, y os leáis lo de allí antes de preguntar, preferentemente, allí también. Os arriesgáis a que os suelte un RTFM. :-=

domingo, 22 de agosto de 2010

¿Realmente creéis que nos vais a engañar?

Como todos sabéis –y si no ya os lo estoy contando yo-, un consorcio de editoriales españolas (por no decir otra cosa más fea) ha creado la plataforma Libranda para la venta del libro electrónico.

Libranda viene a ser la respuesta española a la venta del e-book en el idioma de Cervantes, o la plataforma única y centralizada para que cada editorial que quiera vender libros electrónicos tenga un lugar común y una plataforma ya hecha en dónde hacerlo.

¿A que suena bien?

Pues sí, suena bien, porque es lo único que hace, sonar. Porque para otra cosa no vale.

No quiero hablar del hecho de la centralización, que no es otra cosa que un cohecho para que nadie se escape con precios más baratos y asequibles (o si lo quieres ver de otra forma, una conspiración para mantener el precio del libro-e al precio que ellos quieran, saltándose a la torera cualquier pretensión de libre mercado).

Tampoco quiero hablar de la aplicación del sistema de DRM, propiedad de Adobe, que fuerza una bajada de pantalones generalizada para las editoriales, ya que tendrán que pasar por el aro en cuanto a lo que la empresa quiera hacerles.

Sí quiero hablar de la idea en sí y cómo se ha llevado a cabo. Vergüenza ajena me da, y mucha. De la desfachatez de esto señores. De su pretendida fachada de humildad y carencia de escrúpulos.

El que en España se pasen por el forro de los cojones las leyes de la libre competencia y libre mercado (a veces apoyadas por otras leyes creadas al efecto), sobre todo si son supuestas entidades generadoras de elementos culturales, con el beneplácito de los poderes fácticos (en caso de no serlos ellos mismos), con una puesta en pompa del culo político español, aceitado para que corra bien, eso es normal y ya estamos acostumbrados a ello. A la vista está en amplios sectores de nuestra España de charanga, pandereta y político corrupto (esto último es mío).

Pero para regodearse en el beneplácito y la paja mental, en el autobombo y platillo de llenarse la boca con la creación de una plataforma digital supuestamente innovadora y útil, eso, pese a ser más de lo mismo, por desgracia no deja de ser más de lo mismo. Más autocomplacencia. Más engaño. Más mentiras. Más mierda.

¿Cuántos libros hay en Libranda? En el momento en que escribo esto, 1218. Casi nada. Libranda tiene el fondo editorial español al completo. ¿Es eso realmente una tienda de libros-e? Sí, claro, vende ebooks, por lo que deberá serlo.

O en otras palabras: la oferta editorial española de libros electrónicos engloba la enormísima cantidad de 1218 libros. Ignoro si todos son novedades o son los que no se venden en papel, más que nada porque llevo un par de años sin estar al tanto de las mismas. ¿Para qué? ¿Para pagar 30 euros por algo que en USA puede valer 10 dólares?

¿Cuánto vale un libro-e de Libranda? Pues no lo sé. Sí, pese a haber estado en la web, y a haber hecho algunas búsquedas sin encontrar lo que estaba buscando, los que aparecen no tienen indicado el precio. A lo mejor es que los regalan.

Bueno, pese a no saber qué me va a costar, hago clic en el enlace de ya a la venta, donde supongo que podré comprarlo. Pero no, todavía no puedo hacerlo, porque ahora me aparecen una serie de tiendas… ¿Tendrán todas el mismo precio? ¿Cuáles pone delante? ¿Las más caras? ¿Por orden aleatorio? Omitamos los pensamientos que me surgen al ver esto y sigamos.

Clic en una de ellas. ¿Cómo? ¿No me lleva al libro? No, me lleva a la página inicial de la tienda. No, no es un error, Libranda te redirecciona a una tienda, no al libro de esa tienda, por lo que tengo que volver a buscarlo.

Si esto se debe a oscuras técnicas de márquetin, lo han conseguidos: son oscuras, tanto que se me quitan las ganas de comprarlo, máxime cuando sólo tengo que entrar en Google, poner el título y descargarme la versión pirata, que seguro está y aparece en la segunda o tercera entrada. Espera, espera, que estoy adelantando acontecimientos…

Supongamos que he llegado al final y que tengo en libro que quiero tener a un clic de comprarlo. Es entonces cuando veo el precio. Me levanto del ordenador, salgo al patio y grito, grito hasta desahogarme, tanto, que hasta hay una vecina que me pregunta si llama a urgencias… Luego entro y sigo escribiendo: 17 euros la versión en ebook, 24 la edición en papel. Ya sé por qué el precio no aparece en la primera página.

Creo que no hay nada más que decir. Cierro las tres ventanas del navegador que Libranda me ha abierto sin mi permiso, me voy a Google y me bajo la versión pirata. Listo.

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Tengo un defecto, y es que me gusta racionalizar las cosas, o encontrarles el por qué o, como dicen mis padres, buscarle los tres pies al gato. Por cierto, expresión que nunca he entendido del todo porque si un gato tiene cuatro pies, también tiene tres. ¿Veis lo que digo?

Pero vamos a lo que vamos. Nadie puede negar que la WEB de Libranda está pésimamente desarrollada. Nunca se debe subestimar la imbecilidad humana, pero resulta que cuando una WEB tiene carencias de diseño suele deberse al propio diseño: querer hacer florituras en las que prime lo bonito frente a lo funcional. Cosa que no ocurre con Libranda: todo está clarito y bien indicado, con índices de libros, de editoriales, explicando el proyecto… todo a un clic de ratón y sin muchas fantasías flasheras o similares.

Por lo tanto sólo me queda pensar que a los diseñadores les han dicho que usen los libros sobre ergonomía y uso para limpiarse el culo en lugar de para aplicarlos en la WEB. Si no te has dado cuenta, entre los errores más garrafales está el no poner el precio del libro (supuesta excusa: cada editorial puede poner el que quiera. Realidad: todos tienen el mismo). El segundo es la redirección a las tiendas, que en lugar de llevarte a dónde quieres te lleva a ningún sitio.

Hay más ñapas. ¿Tan difícil es centralizar la venta en una sola plataforma? Amazon y otras tiendas lo hacen. Tu buscas y pagas en un mismo sitio, aunque luego los productos salgan de diferentes tiendas físicas o vendedores.

Por lo tanto, la única posible racionalización es que todo esto ha sido diseñado con ese propósito: hacer difícil las cosas. También pudiera deberse a la inherente imbecilidad de quienes han diseñado/construido el sitio, pero viniendo de donde vienen, creo que acierto con la primera.

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Los precios. ¿Cómo es posible que un conjunto de bytes que pesan menos de un mega puedan valer tan caros? Ya he hablado por aquí de las excusas y las falacias (por no decir mentiras) que nos cuentan. Se ve que vale lo mismo tener varios almacenes llenos de papel, varias rotativas e impresoras, más almacenes para el producto acabado, una flota de camiones y de conductores para distribuir los libros, que tener un par de ordenadores conectados a internet. No me vale que son otros los que hacen la distribución y venta, porque el incremento está en el precio final del libro en papel, tenga quien tenga cada cosa.

Otra trola que nos quieren colar es la supuesta digitalización y maquetación. Claro, los escritores envían los originales en papiro o en tabletas de arcilla, y los libros en papel no se maquetan, simplemente se fotocopia el original y listo.

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¿Sabéis a qué me lleva todo esto? Pues pese a no ser de los que creen en las teorías conspiroparanoicas, a creer en una de ellas.

Las editoriales han creado una plataforma de venta de libros electrónicos, pero la piratería sigue aumentando y las ventas son testimoniales, ergo dentro de algún tiempo irán a llorar a los del culo bajado y aceitado y a los de la grabadora y la cámara, a decirles que tenían razón, que en España la piratería es algo terrorífico y que hay que luchar en su contra. Claro, no se tendrá en cuenta el pésimo diseño realizado adrede, los altísimos precios y la inexistente oferta. No, eso no cuenta.

Lo malo es que tanto los medios de comunicación como los politicastros harán causa conjunta, o bien por interés o bien porque no tienen ni puta idea de lo que están tratando.

Pero desde luego, al paisano de a pie, al que realmente compra (o en mi caso compraba –ya os contaré sobre esto) libros, no. A nosotros no nos engañáis y, como ya he dicho otras veces, daros cuenta que somos los que con nuestros desembolsos hacemos que vosotros tengáis yates, apartamentos y querindongas.