Iba yo con mi caballo… Bueno, no, más bien estaba mi novia leyendo sus cosas con su iPad cuando de repente me dice:
-¡Sales aquí!
Y empieza a leerme un párrafo de una entrevista hecha a Juan Gómez-Jurado. Le digo que me pase el enlace por correo y la leo.
Pues resulta que no sólo Gómez-Jurado se acuerda de este su humilde servidor, como se decía antes, al responder a la pregunta del entrevistador sombre el incendiario comentario cuando publicó La leyenda del ladrón.
Y no sólo me ha llamado eso la atención, sino que el escritor muestra una honestidad increíble en todas las respuestas que ha dado aunque fueran en su contra.
Puede que su última novela no me haya gustado, y menos aún la forma en la que se le ha hecho bombo y platillo, pero hay que reconocer que el chaval los tiene bien puestos.
Entre algunas perlas que ha dicho está la siguiente:
Así, es muy difícil que este modelo pueda seguir manteniéndose, más aún si impresentables como Juan Luis Cebrián tienen los santos cojones de decir “no podemos vivir tan bien”, cobrando los 13 millones de euros al año que cobra. La única pretensión de un ejecutivo de un gran medio de comunicación es adelgazar las plantillas y poner a la mayor cantidad de becarios o personas que cobren lo menos posible para sacar a la calle un producto que no cuenta nada.
Bueno, pues lo dicho, que semos famosos, pero el crédito es para Juan Gómez-Jurado.
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